Para atrapar a la avispa asiática, sólo se necesita una botella de plástico y un atrayente dulce, "cocinado" con zumo, cerveza negra y vinagre. Esta es la trampa casera que ayer enseñó a construir el coordinador de la Plataforma Stop Velutina, Juan Prado, a vecinos de la zona rural de Gijón. Según el experto en apicultura y ganadería, a la especie invasora le vuelve loca el zumo de arándanos, aunque no desprecia ningún exprimido de frutas con azúcar. Conocer los gustos de la "velutina" es importante, ya que el insecto amenaza con invadir el centro de la región, tras conquistar el Oriente y el Occidente. En el concejo se han detectado los primeros nidos en Leorio.

El tutorial de Juan Prado para diseñar una trampa artesanal comienza con una botella de plástico. El reto es hacerla "selectiva", es decir, que en ella no entren todo tipo de insectos, sino sólo la avispa asiática. Para ello, es necesario perforar la botella para hacer dos entradas de nueve milímetros. "De esta forma, evitamos que entren abejorros o mariposas", explica Prado. Para que puedan salir los insectos más pequeños, en la botella se colocan también dos salidas de 5 milímetros.

Una vez construida la trampa, hay que añadir el atrayente. La mezcla contiene zumo de arándanos -o de otra fruta-, cerveza negra y dos cucharadas de vinagre para conservar el contenido durante más tiempo. Aun así, no suele aguantar más de dos semanas. A todo ello hay que sumar un repelente en forma de alcohol, que "moleste más a las avispas asiáticas que a otros insectos": vino blanco o vermú de tetrabrik.

Pero tan importante es poner la trampa como saber cuándo retirarla. "Puede llegar un momento en el que hagamos más daño que otra cosa", avisa Juan Prado. Por eso, lo aconsejable es quitarla a los dos meses. Las trampas siempre hay que colocarlas junto a plantas con flores, a poder ser, camelias, puesto que "son las que más conocen al ser asiáticas".