Licenciado en Derecho y poeta, Vicente García (Gijón, 1971) presentará esta tarde en La Buena Letra (20.00 horas) su último libro, "Años otoñales" (Bajamar). Estará acompañado por el también poeta, periodista y profesor Pablo Núñez.
-¿Qué encontrará el lector en "Años otoñales"?
-Es un libro que reúne quince poemas personales, en una primera sección, y otra en la que se publican dieciséis versiones de igual número de poetas; no son traducciones, sino recreaciones. En algún caso, la versión es resultado de una traducción hecha por mí; en otros, la recreación surge a partir de traducciones de otros al no dominar yo el idioma del poeta. Los poemas propios siguen, en buena medida, la línea de mis libros anteriores: poesía meditativa y elegíaca, aunque hay también un texto irónico o un epitafio. El título está tomado de una canción de Sabina. Lleva un prólogo de Celia Corral, buena poeta y buena amiga.
-¿Por qué esa decisión de reunir poemas propios con versiones de textos ajenos?
-Sigue un poco el modelo del primer libro de Marcos Tramón. El editor (Pascual Ortiz) me pidió un libro de poemas y yo sólo tenía quince textos, así que optamos por esta solución.
-La primera parte del libro, la de los textos propios, la titula "Julia (y otros poemas)". ¿Por qué ese título?
-Julia es mi sobrina de tres años. Le dedico un poema del libro, y de ahí surgió el título del volumen. No tengo hijos, así que me hizo mucha ilusión esta única sobrina. Fue una alegría tremenda para toda mi familia.
-Su último poemario, "Ahora" (Renacimiento), se publicó en 2009. Quince poemas en casi nueve años no parece mucha cosecha...
-Escribo poco. Y, además, a la poesía que yo hago no le va bien el exceso por el peligro de la monotonía y de que lector se canse. No hay rupturas con esa línea meditativa y elegíaca en la que me siento a gusto.
-¿Por qué le atrae ese registro?
-Me gusta ese tipo de poesía que han hecho Fernando Ortiz, Javier Salvago o Eloy Sánchez Rosillo. Es la poesía que arranca de Bécquer y continúa con Antonio Machado o Luis Cernuda.
-Los poetas elegidos para las versiones van desde Marcial a Xuan Bello, pasando por Roberto Frost...
-Me gustaban los poemas: quedaron grabados en mi memoria. Me pasa cuando hay algún detalle en el poema que me atrae. Por eso la recreación.
-De su propia generación, ¿quiénes son los poetas que le interesan?
-Decir nombres... siempre me quedará alguno sin mencionar. Me siento muy próximo a José Luis Piquero, Pablo Núñez, Javier Rodríguez Marcos, Pelayo Fueyo o Francisco Alba.
-Casi todos asturianos...
-La poesía escrita en Asturias tiene un nivel muy alto en sus dos lenguas. José Luis García Martín ha jugado un papel muy importante al contribuir a potenciar la poesía joven y, también, a la formación de los poetas. Ha sido un poco como la Escuela de Letras de Asturias; un papel similar al que jugó Vicente Aleixandre.
-Usted forma parte de Oliver, la tertulia que García Martín ha tutelado durante tres décadas...
-Ha sido una gran cantera. Por ahí pasaron Víctor Botas, Piquero, Fueyo, Martín López-Vega, Lorenzo Oliván... Son nombres principales de la poesía española. Empecé a ir en 1989 por la ilusión de hablar con gente que sabía de literatura y de poesía. La tertulia sigue gozando de buena salud: nos reuninos una vez a la semana, los viernes. En treinta años, García Martín sólo ha dejado de acudir en tres o cuatro ocasiones.
-¿Cómo ve el fenómeno editorial que ha supuesto esa serie de poetas jóvenes, de dicción muy directa, que se han convertido en superventas?
-Lo veo bien. Luis Alberto de Cuenca lleva razón cuando los define como la parapoesía, comparándolo con las parafarmacias. Contribuyen a mover el mercado editorial y es posible que sus lectores adolescentes pasen luego a leer buenos poetas.
-¿No los considera buenos?
-No me interesan. Más que poemas acabados, hacen ejercicios. A mí me recuerdan las canciones de Alejando Sanz.