El Muséu del Pueblu d'Asturies dedica una exposición a Gijón Fabril, una factoría que abrió en 1915 y fue clausurada hace dos años. En enero de 2016 sufrió un concurso de acreedores. Tenía 47 trabajadores, pero en sus mejor momento (años sesenta) llegó a disponer de una plantilla de 507 obreros.

Esta exposición, una de las propuestas del Muséu del Pueblu d'Asturies para celebrar su medio siglo de existencia, está comisariada por el geógrafo Manuel Avello Rodríguez: "La evolución de la fábrica fue muy importante; su declive empieza cuando dejó de fabricar vidrio y pasó a hacer sólo moldes". El horno cuatro podía producir 200.000 botellas al día: recipientes para sidra natural y achampanada, gaseosa, agua mineral, cerveza o refrescos. También envases para salsas y conservas. La fábrica ocupaba 87.000 metros cuadrados de superficie en La Calzada. Los asturianos escancian hoy su sidra, la bebida autóctona por antonomasia, con botellas fabricadas en Burgos y aún más lejos, en Portugal.

De las instalaciones de Fabril Gijón salían las botellas para Codorníu, por ejemplo. Algunos antiguos empleados de la factoría viajaron desde Alicante para asistir la inauguración de la muestra. "Fue una pérdida muy importante para la ciudad", aseguró el comisario. Junto a documentos, botellas o planos, se exponen unas sesenta fotos de las seiscientas que tiene en sus notables fondos el Muséu del Pueblu d'Asturies.

Los orígenes de la industria gijonesa del vidrio se remontan a 1827 y 1829, cuando José María Pintado y Ramón Toral ponen en marcha, respectivamente, sendas iniciativas. En 1844 se constituyó La Industria, una referencia exitosa y de fama nacional que tiene su fundamento en el suizo Luis Truan, así como en sus hijos y nietos. En 1900, un indiano retornado de Cuba, Antonio Díaz Blanco, funda la sociedad Gijón Industrial para fabricar botellas de vidrio plano y hueco.

Tras el cierre de esa empresa se constituye, el 13 de febrero de 1915, Gijón Fabril. Es heredera de Gijón Industrial. En 1920 tenía ya una plantilla de cuatrocientos trabajadores. Tras abandonar en 1982 la fabricación de botellas y centrarse en la de moldes, se mantuvo en La Calzada hasta que en 1994 fue trasladada al polígono de Porceyo. La empresa cesó toda producción y entró en concurso de acreedores en 2016.