En las fiestas de prau ya se bebe más cerveza que culinos de sidra. Los lagareros advierten que la bebida regional pierde fuerza en las romerías "al cambiar la moda de beber en los jóvenes". "Las empresas de cerveza son muy potentes y hacen campañas publicitarias impresionantes. Nos están comiendo terreno y tenemos que pelear por ello", avisó Raúl Riestra Riestra, el productor ganador de la "Meyor Primer Sidre l'Añu" -la que no se trasiega- entre 45 lagares de la región. El elaborador de Sariego, que recogió ayer el premio en el Muséu del Pueblu d' Asturies en el marco de la gran espicha del sector, aseguró que la bajada va a más cada verano. "Nada dura para toda la vida", lamentó el lagarero.

Riestra tapó ese mal sabor de boca con el reconocimiento de "La Primer Sidre l' Añu", que supone vender en cuatro días -hasta el domingo- lo que normalmente tarda en despachar en un mes: mil litros de sidra. "Este premio supone un espaldarazo tremendo. El impacto comercial es grande y eso hoy en día se agradece", afirmó Riestra, que este año producirá alrededor de 60.000 litros.

La cosechona de manzana no ha aguado en su caso demasiado el caldo: "La diferencia es mínima y eso que decían que iba a venir más floja". Lo decían por ejemplo los elaboradores del concejo, que esperaban una bebida "más light" que otros años debido a la superproducción en los pomares.

La sidra "sabrosa y con cuerpo" de Riestra compartirá barra hasta el domingo con producciones de más de 70 lagares en el Pueblu d'Asturies. Y no sólo asturianos, sino también cántabros, según destacó el organizador de la fiesta, Marcos Fernández Marqués. El editor de la revista "La Sidra" remarcó ayer sobre el escenario que el evento "no pretende ser más que una espicha, una folixa sin botellón", con el aliciente de ser la primera de la temporada. Manuel Gutiérrez Busto, presidente del jurado que alzó a Riestra como vencedor de la cata del pasado 17 de marzo, señaló que la sidra sobre la madre -la que puntuó el certamen- es como "un niño pequeño que tiene que seguir creciendo"; es un caldo "con más aroma que sabor".

Si el tiempo no estropea los números, los organizadores de la espicha esperan recibir 15.000 personas como el año pasado.