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Ladridos por la adopción

Más de 600 perros toman el Muro de San Lorenzo en apoyo de las protectoras, que se ven saturadas con la recogida de animales

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Paseo de perros por El Muro en Gijón

"Twingo" es un enorme mastín de tres años que no conoce más hogar que el de la protectora Alma Animal de Mieres. Ayer abrazaba sin descanso a Daniel González, su cuidador por unas horas en Gijón: "Es súper cariñoso". Pero al margen de su efusividad habitual, "Twingo" tenía razones para desprender más amor que nunca. El evento "Mindfuldog", que acogió el Campo Valdés y el Muro de San Lorenzo, fue un escaparate para él y para otros 69 perros en adopción. Sus ladridos no fueron los únicos: más de 600 canes, con sus dueños, se unieron al movimiento para pedir "más adopciones y menos compras". Porque "un perro te da el mismo cariño sea o no de raza". Las protectoras están saturadas.

Dolores Moreno, presidenta de Amigos del Perro y coordinadora de la iniciativa, animó a los participantes a "pasear por todo Gijón para demostrar que hay un movimiento social a favor de los perros". La llamada tuvo su efecto y en los alrededores de la playa de San Lorenzo se congregaron un millar de mascotas, muchos más de los esperados por la organización. "Preveíamos como máximo 200 inscritos y ya superamos esta cifra dos días después de la presentación. 'Ay Dios, que esto se nos va', pensé. Y el lunes pasado tuvimos que cerrar la inscripción, con más de 600, para controlar el flujo de público", explicó Moreno. Fue la gran invasión perruna.

Hasta "Chester", un mastín acostumbrado a vivir en el campo del Alto de la madera, no se perdió la fiesta. "Lo bajamos para que socialice un poco", dijeron sus dueños, Aida García y Diego Antuña. Para eso y para apoyar a las protectoras de animales. Su pañuelo morado significa que está felizmente acogido, pero el rojo, que llevaban perros como "Perla", dice lo contrario: busco hogar. Lo buscaban también "Ringo", "Megan", "Dulcinea", "Yaki", "Nava"... "De aquí suelen salir adopciones. A lo mejor no en el mismo día, pero sí que luego visitan las protectoras y se acaban llevando uno", asegura Dolores Moreno.

La pareja formada por Marta López y César Mier se enamoraron de "Marea". "Es una pequeñita más mona... Ahora mismo no podemos porque estamos de mudanza, pero dentro de poco la adoptaremos", dijeron, de paseo con su mascota "Sira". La gijonesa Alejandra Robles acogería a todos, porque su perro "Peter" le aporta "alegría, cariño, compañía...". "Ya le puedes dejar solo en casa 20 minutos o 4 horas que te va a recibir con la misma felicidad. Para mí no es una mascota, es un miembro más de la familia". De la misma opinión son Juan Ramón Antonio García y Beatriz Fernández, de Lugones, que adoptaron hace años a "Pepa", un caniche, y a "Nina" y "Brujo", dos galgos. "Hay que adoptar, no comprar, que hay perros a asgaya en los albergues", dijeron. Y eso es lo que hizo hace seis años Eunice Fernández con "Bimbo", otro galgo: "No tenía casi dientes y está lleno de marcas. Lo utilizaban de esparrin en peleas". Pero también hay historias en las que el perro es el que cura heridas, como le pasó a Mari Jose Oriberri. "Empecé a subir al albergue de Serín porque estaba algo depresiva y su cariño me sirvió mucho", cuenta.

"Mindfuldog", que ya piensa en repetir, congregó a doce protectoras: Espertar Animal Siero, APASA, ACUNR, La Protectora, Amigos del Perro, Huellas Unidas, Protectora de Animales de Oriente, Alma Animal, SOS Pitbull, Galgo Astur, Benecane y Una y Mil Huellas. Los perros de raza potencialmente peligrosa, afirmaron, son los que tienen peor salida.

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