Con parte del Gobierno asturiano y municipal en sus salones, se suponía que el de ayer en el Parador Nacional Molino Viejo iba a ser un acto demasiado protocolario. Pero la presidenta de Paradores, Ángeles Alarcó, rompió con toda formalidad en el 50.º aniversario del emblemático establecimiento hotelero de Gijón. Se atrevió con un "Aupa Sporting" y empleó la palabra "petao (como dicen ahora)" para referirse a la ocupación completa de este fin de semana. Aseguró Alarcó, flanqueada por el presidente del Principado Javier Fernández y la alcaldesa Carmen Moriyón, que "la marca Paradores es marca España".

"Empezamos en 1928 en Gredos en un país en el que no existía el turismo, no había carreteras ni aeropuertos... Somos la historia misma", manifestó ante un nutrido grupo de empresarios y de políticos. Por numerar algunos: el consejero de Industria, Isaac Pola; el director general de Turismo, Julio González Zapico; la presidenta del PP de Asturias, Mercedes Fernández; el teniente de alcalde, Fernando Couto; la ex regidora Paz Felgueroso; o el presidente de Otea, José Luis Álvarez Almeida. Aunque esta vez los protagonistas no fueron ellos, sino los 28 trabajadores que, con Pilar Valdés al frente, hacen del Molino Viejo "un hotel muy querido en Asturias y, por supuesto, en Gijón", como señaló Ángeles Alarcó.

La delegada de Paradores resumió de este modo "la misión metida en vena" que tiene la red hotelera, con establecimientos también en Cangas de Onís y Corias: "desarrollar productos turísticos de calidad, mantener el valor monumental de los edificios, y promover la cultura local y su riqueza gastronómica". El presidente del Principado, Javier Fernández, se refirió en su discurso a ese sello de identidad de Paradores y ofreció la colaboración del Gobierno "para que mantengan su presencia en la región y, a ser posible, la refuercen". Fernández afirmó que "la historia de Paradores es la historia de España". Por un lado, por el aniversario mismo (90 años de existencia): por otro, por la evolución de la red (que tuvo su inicio en 1928); y por último, por el valor histórico de sus edificios.

El líder del Ejecutivo aplaudió la capacidad de "adaptación" de la marca "a una España nueva, moderna y cambiante que se ha convertido, además, en potencia turística". "Supongo que algunos de los episodios más complicados -remarcó refiriéndose al hotel del parque de Isabel la Católica- tuvieron que ver con la adaptación de la sociedad de los años 70 hasta ahora (...). Y tengo la impresión de que han superado ese desafío y se han reafirmado como una identidad de prestigio". Javier Fernández despertó las risas del público al decir que "si fuese verdad que las paredes oyen, al menos espero que sean discretas y no lo cuenten todo, porque me da que las del Molino Viejo han escuchado a lo largo de estos 50 años buena parte del conspireteo político y empresarial de Asturias". Y aquí viene la gracia: "Sí, ella también", por Mercedes Fernández.

El presidente acabó su discurso con la promesa de seguir trabajando. "No nos damos por satisfechos con sumar récords de visitantes: queremos incrementar la ya importante contribución del turismo a nuestro desarrollo", expresó. Por su parte, Carmen Moriyón calificó de "esencial" el impulso al turismo de calidad que hace Paradores en Gijón, clave también para "seguir batiendo récords de visitantes y generar riqueza". Tras las palabras vino el aperitivo, con comida, por supuesto, de la tierra.