Washington / Oviedo

El presidente de EE UU, Barack Obama, declaró en una entrevista emitida anoche por la cadena NBC que quiere saber a quién tiene que «darle una patada en el culo» («whose ass to kick») por su responsabilidad en el derrame de crudo de British Petroleum (BP) que ha contaminado gran parte del golfo de México.

En un tono poco habitual en él, Obama mostró su profundo descontento por un desastre ecológico que comenzó el 20 de abril, hace ya 50 días, y aún no tiene visos de terminar. El presidente de EE UU se defendió de quienes le acusan de haberse dedicado sólo a reunirse con expertos en lugar de tomar medidas para cortar la fuga de crudo de un pozo submarino, sobrevenida tras el hundimiento de una plataforma de extracción.

«No me quedo sentado charlando con los expertos cómo si se tratara de un simposio universitario», dijo en la entrevista, grabada el lunes por la noche. «Hablamos con esas personas (los expertos) porque tienen, en principio, las mejores respuestas (a mis preguntas) para que yo sepa a quién debo darle una patada en el culo», subrayó.

Obama añadió que si el presidente de BP, Tony Hayward, trabajara para él, le habría despedido por su pésima respuesta a la catástrofe, que se ha convertido en el mayor desastre medioambiental de la historia de EE UU. Hayward declaró en un primer momento que el vertido de la plataforma Deepwater Horizon no tendría efectos considerables en el Golfo, que a su entender es «un gran océano».

Asimismo, Obama explicó que no ha hablado con Hayward desde que comenzó el desastre, porque «cuando hablas con alguien como un presidente de BP», va a limitarse a decir «todas las cosas correctas». «No me interesan las palabras, me interesan los actos», remachó. También quiso subrayar que visitó por primera vez la zona afectada «un mes antes de que muchos de esos bustos parlantes (en referencia a quienes le critican) estuvieran siquiera prestando atención».

Entretanto, el diario «The Washington Post» hizo públicas unas investigaciones que apuntan a que BP ha incumplido en repetidas ocasiones durante la pasada década las normativas de seguridad y medio ambiente. Como consecuencia, EE UU podría prohibir a la petrolera presentarse a concursos de licitación.

La Casa Blanca ha suspendido durante seis meses la exploración de nuevos yacimientos en espera de conocer las conclusiones y recomendaciones de la comisión presidencial que estudia las causas de la explosión de abril, en la que murieron once empleados de la plataforma.

El almirante del Servicio de Guardacostas, Thad Allen, que coordina las tareas de lucha contra el vertido, indicó en una rueda de prensa en la Casa Blanca que los trabajos van progresando «bastante bien». No obstante, precisó que habrá marea negra durante meses, y que sus efectos sobre el ecosistema se dejarán sentir durante años.

BP está intentando aumentar el volumen de petróleo que trasvasa a un petrolero en superficie desde la campana que colocó la semana pasada sobre el pozo. Actualmente bombea 11.000 barriles diarios y pretende subir hasta 20.000. La gran amenaza para esta operación es que la temporada de huracanes atlánticos ya ha comenzado.