Nueva York / El Cairo, Agencias

El Consejo de Seguridad de la ONU autorizó anoche el uso de la fuerza militar contra el coronel Gadafi para proteger a la población civil y establecer una zona de exclusión aérea en Libia. La propuesta libanesa, respaldada por Francia y Reino Unido, salió adelante por diez votos a favor y cinco abstenciones. En la misma se descarta explícitamente la presencia de cualquier «fuerza de ocupación».

El documento establece que la ONU puede adoptar «todas las medidas necesarias», como ataques aéreos, para «proteger a los civiles y las áreas pobladas por civiles, incluida Bengasi». Italia se apresuró a ofrecer sus bases para apoyar la intervención militar, entre ellas la de Sigonella, ubicada en Sicilia, que es una de las más próximas a Libia.

La resolución de la ONU fue recibida en Bengasi con una explosión de júbilo por miles de personas. A lo largo de la jornada, EE UU dejó entrever que la acción internacional en Libia, donde la posición de los rebeldes se debilita cada día, debería ir más allá de la zona de exclusión. De hecho, la resolución permitía tomar «todas las medidas que sean necesarias», lo que incluye ataques aéreos, para «proteger a los civiles y a las áreas pobladas bajo amenaza de ataques».

El régimen del dictador libio advirtió a media jornada de que «cualquier acto militar» contra ese país «pondrá en peligro las actividades aéreas y marítimas en el Mediterráneo». Los barcos o aviones que atraviesen el Mediterráneo, «sean civiles o militares, serán objeto de ataque defensivo», amenazó.

Sobre el terreno, las principales operaciones militares se desarrollaron en torno a Misrata, Ajdabiya y los alrededores de la capital rebelde, Bengasi. En una entrevista concedida a la cadena televisiva Al Arabiya, Gadafi aseguró que la batalla por el control de Misrata, la tercera ciudad del país y la única relevante que aún controlan los rebeldes en la zona occidental, terminaría ayer mismo. Un portavoz oficial libio amplió después el plazo hasta la mañana de hoy.

La artillería del régimen bombardeó intensamente las zonas residenciales de Ajdabiya, que, según testigos, han sufrido una fuerte destrucción. Los rebeldes cifran en unos 30 los muertos entre miércoles y jueves.

En cuanto a Bengasi, el dictador aseguró que caerá en poder de sus fuerzas armadas sin necesidad de combates, porque, y aquí citó al dictador Franco, al igual que las tropas del general lograron tomar Madrid, él también se servirá de la «quinta columna» para eliminar a los rebeldes. El Ejército dio el miércoles por la noche un ultimátum para que los civiles abandonasen los puntos más estratégicos de la ciudad y evitasen los futuros bombardeos.

Fuentes de los insurrectos aseguraron a Reuters que las tropas de Gadafi efectuaron tres ataques aéreos contra los extrarradios de la segunda ciudad del país, así como un cuarto contra Qaminis, 50 kilómetros al Sur.

Uno de los ataques se produjo cerca del aeropuerto de Benina, al este de la ciudad, pero los responsables aeroportuarios aseguraron que no hubo daños. Un segundo ataque se produjo en Buatani, también al este de la ciudad, y un tercero en un punto situado al Noreste. Los rebeldes anunciaron el derribo de uno de los aviones de Gadafi.

El dictador anunció que el ataque a la capital rebelde comenzaría anoche mismo y que «no habrá piedad». Su Ministerio de Defensa difundió que ha decidido cesar las operaciones militares a partir de la medianoche de mañana para dar ocasión a las «banda» de «entregar las armas y beneficiarse de la amnistía general.