El más reciente de los grandes atentados terroristas en Europa fue perpetrado hace tres semanas, el pasado 14 de julio, en la localidad francesa de Niza cuando un francés de origen tunecino arrolló con un camión de 19 toneladas al público que presenciaba los fuegos artificiales con motivo de la fiesta nacional gala. El saldo fue de 85 muertos y 303 heridos.

Con posterioridad, Alemania ha sido escenario de cuatro ataques individuales. El 18 de julio, un refugiado afgano hirió con armas blancas a cuatro personas en un tren en Baviera. El día 22, un joven alemán de origen iraní mató a 9 personas en un centro comercial en Munich antes de suicidarse. Dos días después, un refugiado sirio asesinó con un machete a una mujer e hirió a otras dos personas en Reuttingen (suroeste). El mismo día, otro refugiado sirio murió al hacer explorar una bomba en un festival de música en Ansbach (Baviera). Por último, en Francia, el 26 de julio dos individuos degollaron a un sacerdote de 86 años mientras oficiaba misa en en Ruán.