El Ejército turco lanzó ayer una operación terrestre para expulsar a una milicia kurda del norte de Siria, desafiando las advertencias estadounidenses de que la acción podría desestabilizar la región.

Ankara había enviado en los últimos días cientos de soldados y decenas de vehículos militares a la zona fronteriza, en preparativos para lanzar una operación contra las Unidades de Protección Popular (YPG), una milicia kurda de Siria que Turquía considera una organización terrorista, pero que EE UU respalda.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, había prometido en varias ocasiones limpiar los "nidos de terrorismo" en Siria, a pesar de las advertencias de que una operación podría complicar las relaciones con Washington y Moscú.

El ministerio ruso de Relaciones Exteriores dijo este sábado estar "preocupado" por las informaciones sobre la operación y pidió "contención", antes de que el Ministerio de Defensa anunciara la retirada de sus tropas en Afrin "para impedir eventuales provocaciones y excluir toda amenaza contra la vida y la salud de los militares rusos".

El régimen sirio condenó la "agresión" turca y las YPG informaron de la muerte de seis civiles y tres milicianos en los ataques de la aviación turca.