Oviedo

María José IGLESIAS

Han pasado tres días desde la apertura oficial de la costera de la anchoa -el pasado lunes-, y las anchoas aún no han aparecido en las redes. Los marineros asturianos no han recibido noticias de que alguien haya pescado ni un bocarte. Es pronto, pero la expectación crece en los puertos del Cantábrico.

La «armada invencible» llamada a «reconquistar» la anchoa del golfo de Vizcaya, tras el fin de la veda de casi cinco años, la forman 180 barcos. Cinco son asturianos, 68 gallegos, 57 vascos y 50 cántabros. Desde el día uno tienen tres meses por delante para repartirse un cupo de 5.400 kilos de bocarte, que, en teoría, aguardan en los caladeros del golfo de Vizcaya.

El resto del contingente autorizado -1.600 toneladas-, más otras 200 de compensación, corresponde a un centenar de barcos franceses que faenarán a partir del 1 de junio. Los cerqueros asturianos agotan el cupo de pesca de xarda, en Cantabria. Santoña es desde esta semana una «sucursal» de los puertos asturianos. Por allí se encuentran el «Nueva Emperatriz», de Lastres; el «Mundaka», de Luarca; el «Siempre Ratonero»; el «Nueva Santanina», de Luanco, y el «San Mateo», de Bañugues, los tres con base en Avilés. Juntos superan los sesenta tripulantes, a una media de doce por barco.

Piensan subir al Golfo de forma escalonada. Rafael Rodríguez, presidente de la flota de cerco asturiana, armador y patrón del «Nueva Santanina», llegó al martes a Santoña para pescar xarda y para tantear las aguas de Gascuña desde la distancia. «Si vemos que llega alguno con anchoas, partimos ahora mismo para Francia».

Los asturianos están acostumbrados a pescar bocarte a partir de abril. «Pero se decidió abrir el 1 de marzo y tal como están las cosas, aceptamos sin rechistar», señala Fernández. Todos esperan lo mismo: desembarcar mercancía abundante y vender el kilo al menos a doce euros, el precio que alcanzaron en 2005 las piezas de mayor tamaño. Los ejemplares más pequeños pueden rondar los seis o siete euros. Las tarifas de la rula dependerán de la cantidad de mercancía.

El «Emperatriz» desembarcará la anchoa en Guetaria. En cambio, el «Santanina» rulará en Ondárroa. Todos siguen la tradición marcada por generaciones de pescadores. Bermeo es otro de los puertos tradicionales de destino de la anchoa asturiana. Los cerqueros van buscando puertos próximos al lugar de pesca.

Los barcos podrán pescar a cuatro millas de la costa y coger un cupo máximo de 5.000 kilos por jornada. La Unión Europea ha advertido que los controles serán implacables.

Los cerqueros se moverán por los caladeros situados en la parte más oriental del Cantábrico, desde el cabo de Ajo en Cantabria hasta el sur de Bretaña (Francia). Aunque ésa es la extensión del caladero, los barcos españoles suelen quedarse a la altura de Arcachón, en Aquitania. Claro que eso era antes. Entre los cerqueros reina la incertidumbre. Los pescadores no saben lo que van a encontrarse ni en qué zonas.

Entre asturianos, vascos, gallegos y cántabros no hay problemas. «Tenemos muy buena relación, vamos todos juntos», señala Pablo Weible, de San Juan de la Arena, patrón del «Nueva Emperatriz». Tiene 47 años y 30 en la mar. Lleva doce campañas de anchoa. «Ya estoy deseando volver a echar las redes».

La asturiana es la flota menos numerosa del Cantábrico, no por ello la menos entusiasta. Hace cinco años la formaban 18 barcos.

Los ministros de Pesca cerraron el 15 de diciembre un acuerdo para el reparto de las cuotas de pesca. La decisión se tomó aunque la biomasa de anchoa no ha alcanzado las 33.000 toneladas fijadas como límite para reanudar la pesca. Las anchoas bajan del mar del Norte a desovar al Golfo. Comienzan a llegar en marzo, pero lo habitual es que se concentren a mitad de la primavera.