Directora de Género, Igualdad y Empleo Rural de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas (FAO)

Oviedo,

María José IGLESIAS

Marcela Villarreal, directora de Género, Igualdad y Empleo Rural de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de Naciones Unidas, pronunció ayer en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) una conferencia sobre agricultura y desarrollo rural en el mundo. Villarreal, ingeniera de sistemas, especializada en sociología rural, nació en Bogotá (Colombia) y desde hace 13 años trabaja para la FAO, con sede en Roma.

-Se graduó en la Universidad y se fue dos años a la selva para participar en un proyecto arqueológico, cuando usted no tenía ninguna vinculación con el mundo rural...

-Vengo de una cultura urbana. Pero siempre he sentido fascinación por las zonas rurales. También he sentido una gran sensibilidad social desde niña. Por norma, la pobreza se concentra en las zonas rurales.

-¿Le costó remontarse casi a la Edad de Piedra desde su cómoda vida en Bogotá?

-Fueron los años más felices de mi vida. Dormía en el suelo, entre los animales. Sin electricidad y, por supuesto, sin teléfono. Hice muchas de las cosas que cuenta Ingrid Betancourt, lo que pasa es que yo lo viví todo voluntariamente.

-¿Qué aprendió?

-Un indígena sabe si alguien ha pasado por un lugar por la leve modificación de una hoja o una rama. Aprendí a conocer a la naturaleza, a tratarla de cerca.

-Nadie se acuerda de la subida de los precios de los alimentos en 2007. ¿Fue el principio de la crisis?

-Fue la primera gran crisis. Luego llegó la financiera, que tapó la anterior. No sólo subieron los precios de los alimentos. También los de las materias primas que se emplean para producirlos.

-Los precios nunca han bajado hasta los niveles anteriores a 2007. ¿Quién está pagando ese coste?

-Los pobres urbanos, que tienen que destinar más porcentaje de renta a alimentos; los pobres rurales compradores netos de alimentos, y los hogares encabezados por mujeres, donde suele haber niños, que destinan un alto porcentaje de ingresos a comida.

-La política agraria comunitaria reparte 360.000 millones al año. ¿Tiene sentido?

-Crea distorsiones para que los países pobres vendan en Europa. También mantiene explotaciones agrarias y cultivos que de otro modo desaparecerían.

-Usted es experta en políticas de igualdad. ¿La mujer rural sigue teniendo más difíciles las cosas que el hombre?

-La tierra está en manos de los hombres, tanto en número de títulos como en calidad. Las desigualdades de género se notan claramente en el acceso a los recursos agrarios. Esto pone a toda la sociedad en situación de vulnerabilidad.

-Es la primera vez que visita Asturias. ¿Qué le parece?

-Al aterrizar me ha recordado un poco a Bogotá. Pero puedo decirle que nunca me había encontrado con una belleza tan rotunda de montañas y valles, con un sinfín de verdes. Pienso volver pronto. También he tenido oportunidad de tomar carne de raza asturiana y casadiellas. Me ha encantado todo.

-Esa carne asturiana tendrá que competir con la de Brasil y Argentina cuando la Unión Europea y Mercosur rubriquen su acuerdo...

-Los productos asturianos no tendrán rival si hacen valer su calidad y la tradición de siglos que los avala en muchos casos. Potenciar las razas autóctonas y las marcas de calidad es el camino correcto. A la gente no le importa pagar un poco más si siente que defiende un medio ambiente y una forma de vida.

-¿Predica con el ejemplo?

-Compro productos de comercio justo. Son más caros, pero sé que ayudo a los productores de las zonas más pobres.

-Cada seis segundos un niño muere de hambre en el mundo y 1.000 millones de personas viven en condiciones precarias. Parece menos relevante que el hundimiento del sistema financiero...

-Cuando el mundo quiere, el dinero se consigue. Los 22.000 millones que el G-8 prometió en la Cumbre de L'Aquila para combatir el hambre aún no han llegado. En cambio, para salvar el sistema financiero los fondos no se han hecho esperar.

-A la ONU también le afectan los recortes. ¿Corre peligro algún proyecto de ayuda?

-Nos afectan los recortes y nos preocupan. La mitad de la contribución de los estados a la ONU se destina a la FAO. España, como otros países, ya ha anunciado que reducirá la aportación.

-¿Cómo repercute el VIH y el sida en la seguridad alimentaria?

-Repercute en la capacidad de las familias de producir alimentos. El sida provoca defunciones entre la gente con edad de producir. Crea escasez de mano de obra. La enfermedad merma la capacidad de los hogares de comprar alimentos, debido al empobrecimiento. El sida afecta a la capacidad de los países de importar alimentos y ha reducido el crecimiento del PIB per cápita alrededor de un uno por ciento anual en África.