Oviedo, María José IGLESIAS

La leche, uno de los pilares de la producción del sector agrario asturiano, con una aguda crisis de bajos precios desde hace más de un año, cotizará, desde el 18 de octubre, en un mercado de futuros gestionado por la empresa financiera Nyse Liffe, radicada en París y con sedes en varias ciudades europeas.

Se trata de un sistema de contratos a largo plazo, similar al que existe para el petróleo, el azúcar o el café. En principio, se aplicará para la leche en polvo desnatada y prevé ampliarse a la mantequilla y los lactosueros en el primer semestre de 2011. La leche en polvo podrá comercializarse en lotes de 24 toneladas. Debe proceder de alguno de los veintisiete estados miembro de la Unión Europea y cumplir una serie de condiciones físicas, químicas y microbiológicas, así como de embalaje.

Las organizaciones agrarias asturianas han acogido la noticia con cierto escepticismo. Gely González, secretaria general de ASAJA y miembro del grupo de expertos lácteos europeo, estima que los contratos de futuros pueden ser una herramienta eficaz para controlar riesgos en un mercado tan volátil como el lácteo, aunque advierte de que pueden dar pie a compras especulativas.

La medida beneficiará de forma indirecta a los ganaderos asturianos, con 600.000 toneladas de cuota lechera en sus manos. Supone negociar a largo plazo la venta de la producción láctea que las empresas gestionan con dificultad cuando sube la producción.

La leche en polvo procede habitualmente de excedentes. Hasta ahora la Unión Europea ha nivelado los mercados comprando sobrantes a precios previamente pactados. Negociar la puesta en el mercado con antelación «es bueno para el sector», según González.

En septiembre de 2009 los eurodiputados se quedaron boquiabiertos cuando la ex comisaria de Agricultura Mariann Fischer propuso negociar las ventas de leche europea en mercados de futuros.

Este tipo de operaciones financieras, pensadas para proteger el precio de las materias primas, surgió en el siglo XIX en Estados Unidos para blindar la agricultura. Fischer, liberal a ultranza, se mostró partidaria entonces de que la leche europea se sometiese a una especie de cotización para fijar precios y pactar contratos.

La propuesta de la comisaria no era tan nueva. En mayo de 2009 el director de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FENIL), en la que están las industrias asturianas Central Lechera y Reny Picot, ya avanzaba que el mercado de futuros lácteos era una de las opciones que barajaba Bruselas para combatir la alta volatilidad de los precios lácteos. Lo que ocurre es que la aplicación del modelo estaba prevista para 2015, una vez que las cuotas lácteas ya no existiesen, tal como sigue previsto. La gravedad de la situación hizo a los gestores europeos sacar de la manga todos los ases a su alcance y adelantar las medidas.

El sector lechero asturiano, con 2.600 ganaderías, la empresa líder en leche líquida en España (Central Lechera) y cientos de puestos de trabajo indirectos viven una situación desesperada. Los ganaderos denuncian que no llegan a fin de mes por el aumento de costes de producción y la caída de precios. Más de la mitad de los ganaderos asturianos tienen créditos bancarios pendientes por la compra de unas cuotas lecheras que ahora ya no tienen ningún valor.