Oviedo, M. J. I.

Beber un vaso de leche caliente para vencer el insomnio es una de esas buenas costumbres que han ido pasando de generación en generación. Ahora resulta que los antepasados no hablaban en balde y la leche tiene realmente propiedades sedantes. Eso sí, no toda la leche es igual. Un laboratorio alemán ha llegado a la conclusión de que la leche con mayor poder adormecedor es la que se ordeña en horario nocturno, ya que contiene 25 veces más melatonina, la hormona reguladora del sueño.

Y con esa materia prima como componente, la empresa Milchkristalle GmbH, de Múnich ha patentado un somnífero. El único inconveniente es que los ganaderos que suministran materia prima a la empresa tendrán que hacer horas extra por la noche. Lo bueno es que las vacas no pedirán aumento de sueldo por el sobresfuerzo.

Tony Gnann, gerente del laboratorio, explica que a las vacas hay que ordeñarlas evitando la luz. Añade que los mejores contenidos en melatonina se obtienen cuando las vacas han pasado el día al aire, moviéndose libremente y, si es posible, al sol. También tiene efectos positivos la ingesta de trébol.

Los expertos advierten que para consumir en cápsulas de leche en polvo una cantidad de melatonina similar a la que lleva una pastilla para dormir convencional serían necesarias uno o dos millones de dosis.

Las propiedades de la leche de vaca para ayudar a conciliar el sueño se extienden también a la leche materna. Así lo señala la científica española Cristina Sánchez, quien, junto a sus colegas de la Universidad de Extremadura, evaluó, a lo largo de una semana, y en ocho momentos distintos del día, la leche producida por treinta mujeres.

Los investigadores estudiaron la variación de los componentes de la leche, que excitan o relajan el sistema nervioso central y que se expresan más -o menos- según el ritmo circadiano, el reloj biológico que dicta las funciones del cuerpo según el momento del día.

En un estudio publicado en la revista Nutritional Neuroscience, el equipo de Sánchez confirmó que la composición de la leche materna cambia significativamente a lo largo del día y halló que la expresión de los componentes que incitan al sueño que fueron estudiados es mucho mayor en la leche que producen las mujeres en el período nocturno, entre las ocho de la noche y las ocho de la mañana. La conclusión es que la española marcó un precedente y demostró que la leche materna induce el sueño en los bebés durante la noche.