Oviedo, María José IGLESIAS

La carne de potro lucha por ganar presencia en el mercado asturiano y busca nuevas formas de llegar al consumidor. La Asociación de Criadores de Ganado Equino de la Montaña Asturiana (ACGEMA), que agrupa a 400 ganaderos del sector del caballo, repartidos por toda Asturias, acaba de suscribir un convenio con el matadero gijonés Hicor, para comercializar de forma directa, sin intermediarios, más de 60.000 kilos de materia prima al año.

El acuerdo permitirá a los ganaderos percibir unos precios que van de 1,8 a 2,3 euros por kilo. Además, el pacto garantiza la recogida de las reses en las explotaciones, siguiendo el orden alfabético de sus titulares. Para el presidente de la entidad de criadores, Ángel Lagar, se trata de «un importante paso adelante para posicionar la carne de caballo en el mercado, sobre todo en tiempos de crisis como los actuales».

Destaca la importancia de que una empresa asturiana respalde a una ganadería minoritaria, «pero con amplias posibilidades de crecimiento». Lagar reconoce que los precios son más bajos que los de la ternera, pero superiores a los que ha obtenido hasta ahora cada ganadero, ofreciendo la mercancía de manera individual. Además, lamenta que el grueso de la producción se vaya fuera de Asturias, al mercado nacional y a países como Italia. En Asturias la carne de potro se vende a través de grandes superficies y un reducido número de carnicerías especializadas. Dos de ellas se encuentran en Oviedo. También hay en Avilés y Gijón.

Los criadores de la asociación reúnen más de 3.000 ejemplares. Las reses tienen como denominador común ser el resultado de cruces entre los percherones, predominante en el medio rural asturiano, a los que los ganaderos llaman «caballos corrientes», con estirpes como la bretona y la navarra, una de las mejores de España para producir carne. El resultado son ejemplares de buenos rendimientos, con una producción de calidad.

Los ganaderos Oscar Fernández Riesgo y Rafael Juan Ardura, de Belmonte y Luarca, respectivamente, lamentan que en Asturias no exista ningún tipo de ayuda para los ganaderos de caballar. El Principado tampoco destaca por la tradición del consumo de carne de potro. De hecho, el grueso de la producción asturiana se marcha a Levante y Cataluña. Fernández Riesgo considera fundamental dar a conocer al consumidor las propiedades de una carne que según explica «tiene menos grasa que otras y mayor cantidad de proteínas». Rafael Juan Ardura lo corrobora y asegura que los criadores necesitan subvenciones «como el resto de los sectores ganaderos. Si en otras regiones tienen, no entendemos por qué aquí no», señala. El engorde del ganado equino en Asturias tiene como base los pastos naturales. Apenas se emplean piensos compuestos. «Nuestro ganado pasta y contribuye a mantener el monte limpio, por eso no entendemos que no haya ayudas», indica. Buena parte de los ganaderos aún conserva la práctica tradicional de la trashumancia. Fernández Riesgo, propietario de 16 ejemplares, es uno de ellos. En verano tiene su ganadería en Cigüedres, Belmonte de Miranda, y en invierno en Sograndio (Oviedo). Destaca la perfecta adaptación de los caballos a la orografía y a la climatología asturiana. «Son de patas cortas, con cuerpo ancho, recios y duros».