Tras varios intentos fallidos, la exitosa cría de una pareja de cigüeña el año pasado en el entorno de la charca de Meres -en la imagen- ha supuesto un hito para el pueblo sierense, pues se trata de la primera vez que sus habitantes asisten a la reproducción de estas aves. Es tal el cariño del vecindario por las cigüeñas que todo él aguarda con curiosidad su regreso e intenta no molestarlas durante el período de reproducción con sus fiestas locales, para lo cual se ha optado por prescindir de la tradicional pirotecnia, informa L. B.

Meres (Siero),

Lucas BLANCO

Dice el refrán que por San Blas, a la cigüeña verás. Sin embargo, este dicho popular no tiene el mismo sentido en todos los puntos de España. En el caso de Asturias, estábamos acostumbrados a ver cómo año tras año, con la llegada del mes de febrero, muchas de estas aves pasaban por la región rumbo a Europa sin detenerse aquí más que para reponer fuerzas, con muy contadas excepciones.

La cigüeña blanca anidó antiguamente en Asturias, en la localidad somedana de El Puerto, hasta 1937. Después, se conocen algunos casos de cría en las décadas de los cuarenta y los cincuenta, así como numerosos intentos fallidos en las décadas siguientes. Pero nunca ha sido esta, a lo que parece, tierra de cigüeñas. La numerosa población española se concentra en Extremadura, Castilla y León, Andalucía y Castilla-La Mancha, donde acostumbra a permanecer entre febrero y septiembre. El invierno lo pasan en África o así ha sido tradicionalmente: en los últimos años cada vez son más las cigüeñas que no emigran porque disponen de mucho alimento aquí, en los vertederos.

En el año 1993 la especie recolonizó la localidad somedana de El Puerto, donde ha criado, con éxito irregular, desde 1995. Otros intentos de cría fructificaron en la localidad sierense de La Cabaña, en 1999 y 2000, y más recientemente se han establecido parejas en el puerto de San Isidro, en Aller, y en La Espina, en Tineo. por cada caso exitoso se han registrado numerosos ensayos fallidos.

En Meres llevaban varios años intentando criar hasta que, el año pasado, una pareja lo logró. Este año la pareja ha regresado. Testigo de esos sucesivos intentos ha sido el ornitólogo local, Enrique Pascual Jarero, quien dice tener una explicación lógica a este hecho. «Se sitúan en una zona acuática, como la charca de Meres, con el alimento que suponen los cangrejos americanos que habitan en ella», señala. A su juicio, este hábitat es idóneo para las cigüeñas.

Quizás el buen resultado obtenido el año pasado ha sido el que ha traído de nuevo a la pareja de Meres. Aunque en un principio se dudaba de que fuese la misma que en 2011, hay pruebas que evidencian que el pueblo sierense puede convertirse en su residencia primaveral durante los próximos años. «El hecho de que estén ya construyendo el nido en el mismo punto que el año pasado parece muestra clara de que han vuelto, de que son las mismas», declara el ornitólogo de Meres, que ya se frota las manos pensando que nuevamente podrá presenciar muy de cerca todo el ritual del apareamiento y la crianza.

Otro experto, Clemente Álvarez, de la Coordinadora Ornitolóxica d'Asturies, atribuye a varios factores el establecimiento de las cigüeñas en Meres, en Tineo, en Leitariegos y en Somiedo. «Ha habido un incremento de población de esta especie y tienen que buscar otros sitios con alimento», explica Álvarez, basándose en datos como los censos que apuntan que el número de parejas de cigüeña se duplicó en España entre los años 1994 y 2004. Este ornitólogo tampoco descarta causas climáticas. «Las temperaturas en el Principado ahora son más agradables y les empujan a quedarse», concluye.