Hugo Sánchez García, de 27 años, es el ganadero más joven del pueblo de Villandás, en Grado. La titular del establo es su madre y él, su colaborador. Este profesional dedica casi todo su tiempo a sus 78 animales de la raza asturiana de los valles, de las que 46 vacas son reproductoras. "Para esta zona ya es un número importante de animales, más que nada porque aquí las parcelas son pequeñas y en ocasiones hay que alquilar praos para el ganado", asegura. "Yo ando bien porque llevo algunas fincas cercanas y así tengo más terreno", añade este amante de su dedicación laboral, a quien no le gusta el bullicio de la ciudad y que siempre ha preferido el pueblo para vivir. "Qué va, qué va... Vivir en un piso, ¡ ni de broma! A mí lo que me gusta es levantarme cada mañana y ver este paisaje", afirma.

El joven cursó Secundaria en Grado y, después, empezó Automoción en Gijón. Una formación que no llegó a terminar para regresar, de nuevo, al oficio familiar. Sin embargo, él es muy claro. "Yo no he vuelto al pueblo porque, en realidad, nunca me fui. Cuando estudiaba por las tardes ya ayudaba a mi madre con las vacas, y sencillamente desde hace unos años se ha convertido en mi oficio". dice. Sin embargo, más que el ganado, lo que realmente le gusta a Hugo Sánchez es la tierra, la agricultura. "Por ejemplo, limpiar las fincas, abonar los campos, segar, todo eso. También tengo un par de huertinos. Aunque a mí lo verde no me gusta mucho a la hora de comer", dice con ironía.

A sus 27 años, es un hombre con las ideas muy claras y que comparte con los ganaderos veteranos la visión sobre el campo asturiano. "Esto lo veo muy mal. Hace años, se podía vivir de la ganadería con 20 madres. Hoy necesitas, por lo menos, 40. Se están encareciendo las materias primas, el gasóleo agrícola, el pienso, y, para colmo, a día de hoy se paga por un animal lo mismo. Y, a veces, hasta menos. De lo que se pagaba por él hace 20 años", señala.

Sánchez señala que habría más gente joven trabajando y viviendo en los pueblos si la Administración pusiera las cosas más fáciles. "Para cualquier cosina te piden un montón de papeles y permisos, como, por ejemplo, para hacer una nave. Desde mi punto de vista, las naves tendrían que estar alejadas del pueblo, tanto por comodidad de los vecinos como del propio ganadero. Además, han bajado un montón las subvenciones", dice.

También destaca la presencia de lobos en toda la zona de Salceo. "Aquí hay una superpoblación de lobos. En los últimos quince días ya atacaron, no sólo a terneros o a potros, incluso a vacas grandes de tres años o más. A mí, personalmente, no me afecta porque tengo mis animales en praos cerca del pueblo; quienes lo sufren más son los que tienen el ganado en pastos muy alejados", matiza.

En cuanto al tiempo libre, este joven de Villandás sale algún fin de semana con los amigos. "Pero, eso sí, tras dormir la mañana, atiendo mi ganado. Para vivir aquí y de esto, no sirve cualquiera. Hay que valer para ello. En mi caso, yo soy un enamorado de mi pueblo", afirma.