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Regreso al restaurante de los abuelos

Javier Argos y Verónica Losada dejaron Madrid para reabrir un negocio hostelero familiar en la playa de la Concha de Artedo

Verónica Losada, con su pequeña Valeria en brazos, y Javier Argos, ante el local que reabrirán en marzo. ANA PAZ PAREDES

Mientras unos se marchan de Asturias para buscarse un presente y un futuro mejores, otros regresan a las raíces por el mismo motivo. Tal es el caso de Javier Argos Linares y Verónica Losada Seoane, padres de Valentina, de tres años y medio, y Valeria, de tres semanas, esta última nacida en Asturias, concretamente en el Hospital Central, en Oviedo. "No pudo ser con la primera, pero con la segunda logramos que naciera en Asturias" dice, sonriente, su padre, un madrileño apasionado del norte peninsular y, desde que conoció Asturias y a su mujer, de Asturias.

Ella es de Lamuño, en Cudillero, donde siempre ha vivido su familia. Allí es donde reside ahora esta pareja que, tras dejar atrás Madrid, se muestra optimista y muy ilusionada con la reapertura de un local entrañable e histórico como es Casa Miguel, que se levanta en un entorno único, frente por frente a la playa de la Concha de Artedo. "El negocio era de mis abuelos. Todo el mundo conocía Casa Miguel por lo bien que cocinaba mi abuela y aquí venía muchísima gente de todas partes. El pescado, las paellas, las tortillas... en fin, nosotros queremos retomar todo aquello y continuar su línea, como fue siempre", afirma la nieta con admiración.

Javier Argos tiene sobrada experiencia en el mundo de la hostelería. En Madrid regentó diversos establecimientos de copas y algunas discotecas. "La noche acaba cansando y finalmente pasé a trabajar al mismo tiempo con un hermano como oficial de procurador. Tenía ganas de escapar de Madrid. Es una ciudad terrible, agotadora, y encontré aquí, junto a Verónica, mi paraíso particular. Yo estoy encantado, no puedo ser más feliz y además para las niñas es infinitamente más saludable para crecer que una gran ciudad", señala.

Verónica, por su parte, se fue a Madrid para trabajar en la profesión que había elegido, la de azafata de vuelo, y así lo hizo durante siete años. "Más tarde me puse a trabajar en una tienda de la cadena Inditex. Ahora estoy de baja por maternidad. Me vine antes que Javier para que la niña naciera en Asturias. A los dos nos hacía mucha ilusión y lo logramos", afirma con una sonrisa.

El regreso al medio rural de esta pareja se produjo cuando uno de los tíos de ella les ofreció la posibilidad de reabrir este restaurante y pensión tras irse la última persona que lo había alquilado.

La decisión de volver ya la habían tomado hace más de tres años, como recuerda Javier: "Lo teníamos claro; además yo siempre quise vivir en su sitio junto al mar y ahora, además, ocupándome del restaurante que pensamos abrir, tras terminar la reforma, el 12 de marzo. Ofreceremos, como dice Verónica, comida tradicional, pescados, paellas, marisco... siguiendo el ejemplo de la abuela de mi mujer. Las habitaciones, además, cuentan con unas vistas impresionantes. Esperamos que les guste a la gente y vuelvan más de una vez", afirma este hombre que derrocha ilusión por los cuatro costados. Importante es saber que, con la reapertura de este local, también ofertarán puestos de trabajo en temporada alta.

Eso sí, el acceso a este trozo de paraíso no es fácil pues, tras quedar rota la carretera por un argayo y mientras el Ayuntamiento no se ponga manos a la obra para recuperarla, resulta inviable bajar hasta la playa por ella. "Hay una vía muy estrecha, por la que no pasan dos coches, que es de uso exclusivo para quienes viven en la zona residencial, por lo tanto por ahí no se puede ir. Hasta que no arreglen la carretera la forma de llegar es dejar el coche en el aparcamiento de la playa, cercano al camping Los Pradones, y venir caminando 800 metros por una senda peatonal de madera. También es necesario que arreglen la iluminación y que vuelvan a colocar farolas a lo largo del camino de la playa ", recuerdan.

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