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Me quedo en el pueblo | La Piñera

El joyero de la montaña vive en Piloña

Moncho Morandeira y Mika Maza dejaron Zaragoza para vivir en una zona rural de Asturias en la que continúan su actividad como orfebres

El joyero de la montaña vive en Piloña

Oyendo hablar a Mika Maza y a Moncho Morandeira sobre los oficios que han ejercido estos años para vivir y, además, hacerlo con una sonrisa y entendiendo lo aprendido como una evolución necesaria hacia su presente, no cabe duda de que es una pareja admirable. Desde hace unos meses residen en una casa que adquirieron en La Piñera, en Sevares (Piloña), su lugar definitivo en el mundo tras unos meses previos viviendo de alquiler en otra casa en Argüero, en Villaviciosa. "Estuvimos buscando también por Galicia y Cantabria, y aquí en Asturias nos salía más económico", señalan.

Ambos se conocieron en Zaragoza, de donde él es natural y lugar al que ella se trasladó desde Roma para estudiar Turismo con una beca Erasmus. "Quería quedarme en España y no quedó otra que ponerme a trabajar. Trabajé en todo, desde camarera en un establecimiento de la plaza del Pilar hasta de peón en varias fábricas. Estuve en una fábrica de leche condensada, en la Opel y finalmente en una fábrica de control de calidad de piezas de coches", recuerda ella.

En cuanto a él, se formó como orfebre en dos talleres de joyería en Zaragoza, adonde su padre le envió, pues "yo era muy manitas, pero no se me daban bien los estudios. Estuve cinco años formándome y dos más para empezar. Durante un tiempo trabajé haciendo joyas, pero luego me marché a la montaña a vivir. Allí trabajé en cuanto salía, camarero, pinche, haciendo reformas integrales, hasta en la construcción de refugios de alta montaña. Después de diez años volví a Zaragoza". En esos intervalos de tiempo se conocieron y llevan seis años juntos. "Se incorporó donde yo trabajaba y al final nos echaron con la crisis", dice ella.

La crisis llevó a Moncho a retomar su actividad como joyero y a especializarse en un tipo de piezas destinadas a los aficionados a la montaña. Al principio fue muy duro, como él recuerda, pero poco a poco comenzó a funcionar el boca a boca y sus artículos, que llevan su nombre, Moncho Morandeira -cuenta con página en internet y en Facebook-, van cobrando fama. Posiblemente es de los pocos en España que hacen este tipo de trabajo específico. En oro y plata elabora piezas de joyería que reproducen piolets, botas de montaña, descensores, brackets o cascos de espeleología, entre otras.

"Queríamos vivir en un sitio chulo y ninguno mejor que La Piñera. Contamos con unos vecinos estupendos que siempre nos están echando una mano", afirman. Ambos recuerdan con cariño al padre de Moncho -el doctor José Ramón Morandeira, fallecido en el año 2012, uno de los máximos especialistas mundiales en el tratamiento de las congelaciones en montaña, que siempre les apoyó y animó en todo-, y viven con extrema ilusión la llegada de su primera hija, Zoe, una asturiana que seguro que llegará con un pan bajo el brazo en el mes de septiembre.

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