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Me quedo en el pueblo | Arrojo (Quirós)

Alberguero en tierra quirosana

Ángel Díaz Fernández está al frente desde hace tres años del establecimiento de Arrojo, con alto tránsito de turistas y montañeros

Ángel Díaz Fernández, en la terraza del albergue. ANA PAZ PAREDES

Ángel Díaz Fernández es un hombre tranquilo. Al menos eso se desprende tanto en su forma de hablar como de moverse en el albergue de Arrojo, en Quirós, un edificio que se encuentra en una zona frecuentada por montañeros, aficionados al senderismo y turistas. Él es de Oviedo. Su mujer, quirosana. Trabajó un tiempo en la construcción y cuando el albergue salió a subasta, lo cogieron. "Yo había trabajado también en hostelería y conocía un poco el día a día de todo esto. Llevamos con él tres años, sin contar los meses que estuvo cerrado por las obras de reforma.", matiza mientras muestra, no sin cierta alegría, la instalaciones remodeladas de este establecimiento que pertenece al Ayuntamiento, cuyas obras de mejora y acondicionamiento le han dado un giro radical al local. La ejecución de esta remodelación fue financiada a través del programa "Leader" del Camín Real de La Mesa y del Ayuntamiento de Quirós.

En uno de los rincones de este establecimiento, en una pared cerca de la zona del bar y comedor, un lugar al que no le faltan detalles e invita a sentarse a la mesa, hay una gran foto que recuerda a grandes protagonistas de la historia de Quirós: los mineros que trabajaron en explotaciones de mineral de hierro y carbón entre finales del siglo XIX y mediados del XX. Junto a esta imagen posa, con orgullo, este ovetense, que está enraizado en una tierra que quiere y siente como propia. "Estamos muy a gusto aquí, no es comparable a residir en la ciudad. A mí me gusta mucho esto. Ojalá fuera siempre así. Personalmente sí creo que se puede vivir bien en un pueblo, sin grandes pretensiones, sin esperar hacerse rico y esas cosas, pero sí viviendo en el lugar que quieres y a gusto donde estás y trabajando mucho, por supuesto. Nosotros somos padres de un niño de 4 años, Samuel, que nació casi a la par de coger el albergue. Va al colegio en Bárzana. Eso sí, notábamos que hay pocos críos en la escuela, se necesitarían más familias jóvenes que residieran aquí para mantener los pueblos vivos", dice.

Recuerda Ángel que el albergue está abierto todo el año, aunque cuando tiene más afluencia de público es cuando llega el buen tiempo. El albergue está junto al embalse de Valdemurio y la escuela de escalada. "El fin de semana es cuando tenemos más gente. Suelen alojarse aquí aficionados a la naturaleza y montañeros. También vienen colegios. De fuera acude mucha gente de Madrid, País Vasco y de Galicia. Por otro lado, al contar con bar y zona de comedor también paran por aquí vecinos del pueblo, ya se sabe que los bares son, en muchos lugares, como el centro social donde se reúne la gente para tomar algo, comentar las cosas que les afectan o sencillamente tomar algo y charlar", dice este hombre que, además, recuerda que en el local se ofrece también un menú cada día.

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