El acotamiento al ganado de terrenos incendiados representa una parte ínfima de Asturias: menos del 2,2% de la superficie total pastable. De las 313.894 hectáreas que son susceptibles de ser explotadas por el campo, como mucho 6.944 están, en estos momentos, cerradas a la entrada de reses entre uno y dos años. Estas cifras son las que enfrentan a día de hoy a ganaderos y ecologistas. Unos piden levantar la veda por las pérdidas que ocasionan en el sector y otros, mantenerla por el temor a que los animales contribuyan al empobrecimiento del suelo quemado. La polémica está más caliente que nunca, después de que la Junta del Principado admitiese a trámite una proposición no de ley -con los votos a favor de todos los grupos parlamentarios a excepción de Podemos, que se abstuvo- para la modificación de la normativa regional de montes.

Según datos de la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, actualmente -sin contar los que están en trámite- existen en la región 233 hectáreas acotadas por un año en 28 concejos, que afectan directamente a los ganaderos pues se trata de pastos. A ellas hay que sumar 6.711 hectáreas de 51 municipios, que están sin uso por dos años y que no afectan en su totalidad a los profesionales del campo. Esta extensión incluye tanto zonas de matorral, que pueden ser utilizadas por los ganaderos, como áreas de arbolado disperso. Por último están acotadas 7.658 hectáreas por más de dos años, que no castigan de ninguna manera al sector, ya que son terrenos arbolados.

Tomando como base las 233 y 6.711 hectáreas, el porcentaje de acotamientos no llega ni al 2,2% de los pastos (313.894 hectáreas, según Sadei). Ello evidencia el desacuerdo de los técnicos de la Consejería con la propia postura del grupo socialista, que apoyó -con matizaciones- la iniciativa del PP de cambiar la ley de montes. La propuesta se sustenta en la última modificación de la normativa nacional, que elimina en su artículo 50.2 la alusión directa al pastoreo. Los expertos forestales insisten en que la incompatibilidad del ganado con la regeneración de terrenos quemados es "un hecho científico acreditado e incuestionable". De forma que la supresión de la palabra "pastoreo" no justifica un cambio en la legislación autonómica.

Tal y como establece la normativa, con el acotamiento sólo se busca "regenerar la vegetación de la zona quemada con el fin de evitar la erosión y la pérdida y empobrecimiento del suelo afectado". En las áreas acotadas por más de un año, la ley permite levantar la prohibición "una vez transcurrido como mínimo doce meses y se compruebe que la vegetación ya esta regenerada". Ese levantamiento puede ser total o parcial y el expediente lo inicia de oficio la Administración o a partir de solicitudes concretas de los colectivos interesados.

El acotamiento no es sólo una práctica que se lleva a cabo en Asturias, sino en otras comunidades cercanas. Por ejemplo, Galicia limita la entrada de ganado por un mínimo de dos años. Más dura es todavía la norma de Castilla y León, que dice que "los aprovechamientos ganaderos y cinegéticos en los montes que hayan sido objeto de un incendio quedarán suspendidos de forma automática (...) durante cinco años". Por su parte Cantabria, que carece de ley regional, aplica la estatal.