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Aumenta la población de roedores, que comen las raíces de los árboles

"En octubre se registraron algunas de estas variedades, que presentan elevada resistencia. Todo ello ha supuesto un esfuerzo investigador muy importante, pero está dando finalmente los frutos deseados", expresan Enrique Dapena y María Dolores Blázquez. La mayoría de estos tipos presentan baja sensibilidad al fuego bacteriano, cuyos síntomas se aprecian en primavera siendo los brotes jóvenes y las flores los primeros en ser atacados. Estas bacterias se transmiten por medio de las abejas y otros insectos que visitan y polinizan las flores.

"Actualmente el fuego bacteriano afecta a plantaciones de manzano y peral en varios países europeos y diversas regiones de España, como Aragón, Cataluña, Navarra o en la vecina provincia de León. Aunque es probable que en las regiones de la cornisa cantábrica las condiciones climatológicas le resulten menos favorables a su expansión se trata de estar lo suficientemente preparados y disponer de variedades que resistan a los daños que pudiera originar esta bacteria (Erwinia amylovora), que es muy agresiva y puede causar la muerte de brotes del árbol o, en casos graves, del propio árbol", detalla Dapena.

Otro de los enemigos del manzano son los roedores, cuya población ha aumentado en Asturias, según constatan las últimas investigaciones del Serida. El biólogo Marcos Miñarro detalla que son principalmente dos las especies que limitan el cultivo de manzano en Asturias: la rata topera (Arvicola terrestris) y el topillo lusitano (Microtus lusitanicus). Ambos roen las raíces y la parte baja del tronco del árbol, al que llegan incluso a matar, o causan daños que reducen considerablemente el crecimiento y la cosecha.

"Los roedores tienen ciclos en la región. Hay períodos en los que no dan problemas y otros, como el actual, en los que sí. Es una cuestión difícil de manejar, porque los costes medioambientales derivados del uso de venenos son altos", expresa Miñarro, que estudia el comportamiento de estos topillos. De los primeros trabajos se ha conseguido saber que se reproducen durante todo el año y que en su población influyen las siegas y el manejo de la hierba.

Miñarro aconseja en este sentido realizar siegas con más frecuencia, porque así los roedores "sienten un mayor riesgo de depredación". "También comprobamos que en las fincas donde hay ovejas, hay menos densidad de ejemplares", concluye.

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