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De pedagoga a pastelera por amor

Natural de Grado y de familia quesera, Gloria García Martínez trabaja en el negocio que su suegra regenta en la localidad donde viven

Gloria García Martínez, en el obrador que tienen en Santianes, Pravia, con varios lazos de hojaldre. ANA PAZ PAREDES

Gloria García Martínez, de familia de queseros en Grado, de donde es natural, vive desde que se casó con Juan Carlos García Rodríguez en el precioso pueblo de Santianes, en Pravia, donde aprendió junto a su infatigable suegra, Amalita Rodríguez, a trabajar en el obrador, a hacer todo tipo de pasteles y, al mismo tiempo, a contribuir a la gestión del negocio. Vivir y trabajar en un pueblo es parte indisoluble de su vida y de la de su familia, incluidos sus dos hijos, que con 14 y 17 años han ido creciendo en un ambiente más relajado, más tranquilo y más natural que en las ciudades, tal y como afirma su madre. "Educar a los hijos en un pueblo es otra historia", matiza.

"Yo estudié Pedagogía y ejercí mi profesión un tiempo trabajando como educadora social para el Principado. Me gustaba, aunque vivías en ocasiones situaciones duras y difíciles, pero eso, claro, va con el trabajo, porque también tenía muchas satisfacciones. Luego me casé con Carlos y al quedar embarazada de mi primer hijo la vida te cambia. Quise disfrutar de su crianza, así como del segundo, por lo que, viviendo en Santianes, finalmente empecé a trabajar mano a mano con mi suegra y cambié de profesión", recuerda ella con una sonrisa.

De Amalita Rodríguez no tiene más que buenas y cariñosas palabras. "Mi suegra es una luchadora, todo un ejemplo a seguir, había que levantarle un monumento", dice ella mientras ultima algunos pedidos del día en el obrador de la confitería Rey Silo, que es como se llama. "Mira, aquí tenemos unos lazos de hojaldre que, entre los productos que elaboramos, tienen mucha demanda, se venden muy bien. Otra de nuestras especialidades es el flan Pepito, típico de Pravia", recuerda Gloria, que en todos estos años ha sabido combinar maternidad, trabajo y su vida en un pueblo al que invita a ir a vivir a quien busque tranquilidad en el mundo rural. "Santianes ha cambiado, y yo creo que para mejor. Yo llevo aquí 18 años y si bien es cierto que hay menos niños y más gente mayor viviendo, además de algunas casas vacías y otras que se ocupan el fin de semana, también están llegando nuevos residentes. Estamos muy bien comunicados, muy cerca de todo, y la calidad de vida es buena", dice. En los últimos tiempos combina su actividad en el obrador, ahora menor que antaño, con su presencia en el despacho que la confitería Rey Silo tiene en Pravia.

Gran defensora de la vida en el medio rural, Gloria García cree que se puede vivir en un pueblo aun teniendo el trabajo en otro sitio. "¿Por qué no? Está claro que para vivir en cualquier lado necesitas un trabajo. Si te gustan los pueblos siempre cabe la posibilidad, y como sucede con Santianes, que es un pueblo además de guapo bien comunicado, puedes vivir aquí y luego desplazarte por motivos laborales, como sucede con una pareja joven que hay aquí. Él es arquitecto y viaja mucho, pero están encantados de haber encontrado en Santianes su sitio".

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