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Me quedo en el pueblo | Genestoso

Quesera por amor a las raíces

Paloma López es la única elaboradora de la región de la variedad genestoso, labor que compagina con la ganadería en Cangas del Narcea

Paloma López García muestra uno de los quesos de Genestoso junto a la fresquera del hórreo de su casa familiar. ANA PAZ PAREDES

Paloma López García no tiene horas suficientes para dedicarse a una de las tareas más duras en el campo asturiano llegadas estas fechas y cuando se tiene ganado: "Segar, recoger y hacer bolas". "Es agotador, pero no queda otra", afirma ella con una sonrisa, al tiempo que matiza que "el trabajo se lleva mejor porque en los últimos años todo está mecanizado, ni mucho menos es como antes, pero también es cierto que hasta la mecanización tiene sus riesgos", matiza.

Estudió en el Instituto de Cangas del Narcea y luego en Oviedo Magisterio. Sin embargo, la situación familiar fue la que le hizo tomar una decisión que es, hoy, su vida: " Yo soy la pequeña de tres hermanas y volví para el pueblo, con mi madre, tras fallecer mi padre. Desde hace 20 años soy titular de la ganadería familiar, una explotación de vacas de asturiana de los valles. Desde pequeña me crié entre ellas y confieso que me gusta. Estoy de acuerdo con los que dicen que esto de la ganadería se lleva dentro, tiene que gustarte, y eso me pasa a mí. Por otro lado, también tengo alguna que otra vaca lechera para poder elaborar los quesos", dice.

Casada y madre de una hija, Paloma López es, sin duda, una enamorada de su pueblo y de sus tradiciones. Tal es así que actualmente es la única elaboradora que queda del queso genestoso, del mismo nombre del pueblo en el que vive y que es imagen, junto con los vinos, de uno de los productos representativos de Cangas del Narcea.

"Hasta hace unos ocho años había otra persona haciendo queso, pero lo dejó. Ahora sólo quedo yo. Antiguamente se hacía con las tres leches: vaca, oveja y cabra; ahora sólo se hace con la leche de vaca pues aquí ya no quedan ni cabras ni ovejas, son todo vacas", matiza esta mujer que defiende con ahínco la pervivencia de este queso, uno de los más antiguos de Asturias y único en su especie. "A mí me enseñó mi madre, Josefa, y mis tías. Antiguamente se hacía el queso en todas las casas, pero se fue dejando. Bien es verdad que da mucho trabajo, tienes que ocuparte del campo, del ganado, de la huerta, de la casa, de la familia y luego además atender las vacas de leche, ordeñarlas al menos dos veces al día, y, claro, se fue dejando. Yo decidí continuar por amor a la tradición, a nuestras raíces, no quiero que esto se pierda, forma parte de la gastronomía de Cangas del Narcea y es un producto que debería mantenerse siempre", señala al tiempo que recuerda que su producción es muy pequeñina. "Hago tres, como mucho cuatro quesos al día. La gente los viene a comprar a Genestoso y se van contentos; vamos, lo supongo porque algunos vuelven a por más", añade sonriendo.

Sobre la situación del campo y la llegada de nuevos emprendedores, Paloma es clara: "Lo que tiene que hacer la Administración es apoyar a los que están hoy en el campo. Aquí hay jóvenes que ya están al frente de ganaderías familiares, deberían tenerlos en cuenta. A ellos y al resto".

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