Caleao (Caso),

Pablo CASTAÑO

En los libros rojos de especies en peligro de extinción, junto con el oso y el urogallo, debería aparecer el paisano. «Ésa sí que es una especie amenazada y de la que dependen muchas otras», afirma el periodista ovetense Benigno Varillas, director del proyecto «Comunicación para la Convergencia Rural-Naturaleza» («Runa»), una iniciativa impulsada por la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente para destacar la importancia del mundo rural en la conservación de la Naturaleza y frenar el despoblamiento de las aldeas. El plan incluye la puesta en marcha de cinco proyectos piloto en diferentes puntos de España, uno de ellos el parque natural de Redes. En Caleao se pretende desarrollar la primera experiencia de aldea del futuro, la primera reserva de paisanos.

«Pretendemos llevar a la práctica las nuevas filosofías de la Unión Europea en desarrollo rural y conservación de la Naturaleza, que apuestan por unir esos dos mundos; nuestra idea es coger a ganaderos y habitantes del pueblo, juntarlos con gente de los movimientos conservacionistas, todos conviviendo en el pueblo, y poner en marcha proyectos de desarrollo con la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente como interlocutor y con el apoyo de otras organizaciones y, por supuesto, de las administraciones», afirma Benigno Varillas, que recientemente recibió de manos del Rey don Juan Carlos el premio de la Fundación Fondo de la Protección de la Naturaleza por su trayectoria y fue elegido «Asturiano del mes» de noviembre de LA NUEVA ESPAÑA.

El fomento de la ganadería menor, de cabras y ovejas, será uno de los pilares del proyecto que se pretende poner en marcha en Caleao. El objetivo no es sólo producir alimentos de calidad. «Gente que produzca carne hay mucha, pero que produzca carne y además lobos hay más bien poca», señala Varillas. La cabras y ovejas actuarán como potentes desbrozadoras, que evitarán que se cierren los pastos ganaderos y que contribuirán a luchar contra los incendios forestales. Además son especies que favorecen la presencia de aves carroñeras y de depredadores como el lobo. «Con el lobo los paisanos sufren daños en el ganado, que deben ser compensados, pero también obtienen beneficios, porque el lobo aporta un plus al territorio que se puede aprovechar a través de un turismo rural de Naturaleza, no sólo orientado a dormir y comer», afirma Varillas, que añade que el proyecto también incluye acciones para el fomento de una caza selectiva de la que se puedan beneficiar los habitantes de los pueblos, la gestión de los recursos hídricos, la lucha contra el cambio climático, la conservación de la biodiversidad y la incorporación de los pueblos a la sociedad de la información.

«Ése es uno de los puntos clave, que la banda ancha llegue a las aldeas y que el teletrabajo sea una posibilidad de empleo y una vía para a atraer a la gente de la ciudad», explica Varillas, que aclara que la novedad del proyecto «está en juntar conceptos como desarrollo rural, conservación de la biodiversidad y desarrollo de la sociedad de la información y juntarlos con el objetivo de garantizar el relevo generacional en los pueblos, porque la mayoría de la gente del mundo rural tiene más de 60 años y en 5 o 10 años se quedará vacío, y el declive será irreversible, desaparecerá la cultura rural, y eso es un desastre para la conservación de la Naturaleza».

El director del proyecto «Runa» destaca que organizaciones que colaboran con el programa, como FAPAS y la Fundación Oso Pardo, ya han conseguido generar empleo ligado a las zonas rurales a través de proyectos de polinización con abejas, plantación de arboles... «Ese tipo de personas ligadas a los movimientos conservacionistas serán la punta de lanza del proyecto, el banderín de enganche para otras personas que vengan de la ciudad para sumarse a un proyecto que estará liderado por la gente que vive en el pueblo», asegura Varillas, que es consciente de que el plan tiene que salvar importantes obstáculos, como la especulación urbanística, que también alcanza a los pueblos y dificulta la adquisición de vivienda y tierras en las áreas rurales, y los recelos de los lugareños y las administraciones. «Ya tenemos varios ministerios implicados en el proyecto y el Ayuntamiento de Caso lo apoya; lo difícil es involucrar a la Administración regional, porque estos proyectos son a largo plazo», señaló el promotor de las aldeas del futuro.

El alcalde pedáneo de Caleao, Juan Antonio Capellín, está convencido de que el proyecto es bueno para Caleao. «No creo que genere rechazo; todo lo contrario, el ganado de cabras y ovejas se abandonó hace tiempo porque la gente no quería estar todo el día corriendo detrás de ellas y ahora el monte está como una selva y no se puede quemar la maleza para abrir pastos, porque si no prende todo», afirma Capellín, que destaca que «la carne de cabrito se vende ahora a buen precio y puede generar empleo para gente de afuera y evitar que los jóvenes de aquí se marchen».

El proyecto pretende arrancar en Caleao y extenderse a otros pueblos del parque de Redes e incluso a zonas rurales limítrofes. «El área de actuación son los 40 kilómetros que separan las poblaciones de oso pardo cantábrico del Oriente y el Occidente y tratar de conectarlas», señala Benigno Varillas. El objetivo es que el oso, como el paisano, deje de estar en peligro de extinción.