Langreo,

Miguel Á. GUTIÉRREZ

¿Qué hacer cuando la aldea global cabe en la habitación de un niño? Ordenadores, consolas de videojuegos, teléfonos móviles, reproductores de DVD... En la actualidad, el cuarto de cualquier chaval -gracias a la imparable progresión de las nuevas tecnologías- abre una ventana a un mundo lleno de posibilidades y estímulos, que en algunas ocasiones no son los más adecuados. María Jesús Valencia es una pedagoga mierense que coordina el proyecto «Internet y familia», un programa promovido por el Principado en colaboración con el Centro de Tecnologías de Información y Comunicación. Esta semana estuvo en el Colegio La Salle de La Felguera para impartir sendas charlas divulgativas a los alumnos y a sus padres.

El ideario básico expuesto por Valencia es ilustrativo: «Si enseñamos a nuestros hijos a cruzar la calle y a diferenciar el muñequito rojo del verde, ¿por qué no hacemos lo mismo con internet o los teléfonos móviles?». Para esta experta, debe haber una actitud activa de los padres a la hora de controlar los contenidos a los que acceden sus hijos. «Debe hacerse desde la confianza y sin brusquedad, ofreciendo orientación e información al chaval», indica. A continuación se detallan algunas de la claves para navegar con la red bajo los pies a través de las, a veces, procelosas aguas de internet.

lOrdenador. A juicio de la pedagoga mierense, el ordenador de la casa no debe estar en el cuarto del niño o el adolescente porque puede repercutir en su capacidad de interacción. «Existe el peligro de que el chaval se aísle en su habitación. También es preferible que los padres procuren estar con él mientras navega por internet para asesorarle; no se puede caer en la comodidad de que el ordenador realice las funciones de canguro».

lTiempo límite. Es aconsejable fijar un tiempo máximo para estar con el ordenador o la consola y realizar descansos de forma periódica, ya que una exposición excesiva puede ocasionar trastornos de sueño. «No es lo habitual, pero nos hemos llegado a encontrar casos de chavales que se hacen los dormidos cuando sus padres se van a la cama y después se vuelven a levantar para seguir jugando con la consola más tiempo. También hay videojuegos que generan tensión y nerviosismo en los menores», argumenta Valencia.

lFiltros. La mayoría de los buscadores web cuenta con opciones que permiten una navegación segura para los menores mediante programas asesores de contenidos y sistemas de control semánticos, de imágenes y de elementos que aparecen registrados en «listas negras». También existen filtros específicos que permiten incrementar estas medidas de seguridad, a través del bloqueo de determinadas páginas o direcciones.

lPáginas web. La experta mierense también aconseja un control de las páginas visitadas por los menores a cargo de los padres debido a la proliferación en la red de determinados contenidos que no están expuestos a ningún tipo de control y ante los que los niños y adolescentes son vulnerables. «Por ejemplo, existen páginas creadas por chavales pro bulimia y pro anorexia que incluso promueven competiciones a ver quién está más delgada. Estamos hablando de niños que aún no han moldeado su personalidad y que son muy vulnerables a la presión social externa».

lCompra electrónica. La regla general es que todas las transacciones que se realicen a través de internet se lleven a cabo bajo el asesoramiento y supervisión de los padres.

lChat. Los expertos aconsejan en las conversaciones mantenidas a través del chat o de los servicios de mensajes instantáneos que el menor no revele nunca datos personales identificativos, intercambie imágenes o se cite con desconocidos. «A veces los chavales nos dicen que dan datos falsos o que quedan con alguien y después no van, pero no se puede entrar en esa dinámica. Cuando se sientan incómodos en una página deben abandonarla y ponerlo en conocimiento de sus padres», apunta Valencia.

lCorreo electrónico. Sólo debe abrirse o contestarse cuando se conoce la identidad de quién lo envía.

lTeléfono móvil. El mayor peligro es que el menor confunda el móvil con un juguete. Por eso los expertos abogan por hacerle responsable del gasto que conlleva, con el objeto de racionalizar el consumo. «Debe ser de prepago. El chaval debe hacer las recargas con sus medios o con el dinero de la paga, no directamente a través de sus padres, para que conozca el coste que acarrea el mantenimiento del teléfono», indica Valencia. También es importante comprar el móvil al menor cuando tenga edad para ser responsable de él: «No hemos encontrado casos de chavales que ya tenían su propio teléfono con siete años. Actualmente, la mitad de los niños de 10 a 15 años tiene móvil».

lCódigo SMS. La eclosión de los teléfonos móviles también ha configurado un nuevo lenguaje de mensajes de texto que recorta letras y palabras para ahorrar gastos en los envíos, pero que repercute en la capacidad sintáctica y ortográfica de los escolares.

lVideoconsolas. Los videojuegos informan en su etiquetado de la franja de edad a la que van dirigidos, una clasificación que debe respetarse y que los padres han de controlar. «A veces los menores utilizan juegos no recomendados para sus ideas que contienen un lenguaje o determinadas actitudes agresivas que después pueden reflejarse en su conducta. Los videojuegos recomendables son aquellos que promueven valores positivos y que tienen función multiusuario, para que los padres o los amigos puedan jugar con ellos», concluye Valencia.