fernando geijo

Langreo, E. PELÁEZ

Vecinos del entorno del paso a nivel del cementerio de Sama, donde el pasado lunes fallecieron dos langreanos arrollados por un tren de Renfe, denuncian las «altas velocidades» a la que circulan los convoyes cuando atraviesan esta zona urbano de Langreo. Estas quejas quedan reflejadas en el escrito que han respaldado un centenar de vecinos desde que el pasado 22 de octubre , cuando comenzaron a recogerse por la Plataforma de Defensa del Medio Ambiente del Valle del Nalón. Todas ellas serán entregadas hoy por el presidente de este colectivo, Luis Felgueroso, en Delegación del Gobierno de Asturias.

Los habitantes de las proximidades de La Casa Nueva y Cuetos, zona en la que perdieron la vida María Teresa Rodríguez Blimenes, de 54 años, y Constantino García Braga, de 70 años, reclaman la reducción de la velocidad de los trenes. Un mes antes del trágico suceso los vecinos aludían a la «gran preocupación por el peligro diario que suponen las grandes velocidades de los trenes» en los cinco pasos a nivel del tramo urbano que discurre por Ciaño y Sama. Dos de ellos (el del cementerio y el de la Joécara) están separados por tan sólo unos 150 metros.

Los vecinos exigen que al igual que los coches tienen que limitar la velocidad en los cascos urbanos los trenes hagan lo mismo, según aseguró Luis Felgueroso, quien considera que es una medida «económicamente viable». Apunta además que sólo existe barrera para prohibir la circulación de los vehículos cuando pasa el tren pero no en el caso de los peatones.

La Policía Nacional, encargada de la investigación del suceso, ratificó ayer la versión ofrecida por LA NUEVA ESPAÑA, según la cual la mujer caminaba detrás del hombre al cruzar el paso a nivel e intentó, al percatarse de la presencia del tren, alertarle del peligro, pero el convoy les arroyó. La Policía atribuye el accidente a la «imprudencia» de las dos personas que accedieron a la vía por el paso de peatones cuando la barrera estaba bajada.

Esta misma versión fue corroborada de nuevo a este periódico por tres testigos presenciales. María de los Ángeles Varela y su hija Beatriz Simón Varela vieron como ocurrían los hechos a un lado de la vía, mientras José Manuel Nieto presenció la dantesca escena desde su vehículo en la otra parte.

Madre e hija esperaban en la calle Fray Luis de León para cruzar por el paso a nivel. La barrera estaba bajada, según aseguran. Primero Constantino y poco después María Teresa. «Pasó el hombre delante y ella detrás. Ya se sentía el tren», aseguró María de los Ángeles Varela mientras su hija añadía que «ya se oía el taca taca». «No dio tiempo a reaccionar», afirman los tres testigos presenciales.

De repente llegó el convoy. Varela y su hija miraron para comprobar que les había dado tiempo a pasar al otro lado. Lo primero que vieron fue a José Manuel Nieto. «Pensé, al hombre le dio tiempo a pasar», dijo. Pero enseguida se dieron cuenta de que se trataba de otro vecino que había salido del coche, en el que esperaba a que se abriesen las barreras tras el paso del tren, al observar la situación.

Cinco pasos a nivel en 2 kilómetros:

La Joécara

El paso a nivel que comunica Sama con el barrio de la Joécara está ubicado a unos 150 metros del otro paso emplazado en la Casa Nueva, donde fallecieron las dos personas.

Camellera

La zona que conduce a la factoría de Química del Nalón y al antiguo lavadero de Modesta, en las cercanías de la rotonda de Camellera, también tiene otro paso a nivel.

Torre de Abajo

Otro paso a nivel atraviesa el antiguo trazado de las AS-17 entre Sama y Ciaño. En esta zona dos jóvenes que iban en un turismo y un motociclista murieron arrollados por el tren.

Estación de Ciaño

La concentración de pasos a nivel de Renfe en el caso urbano de Langreo se completa con el que da acceso al cementerio de Sama y con el que conduce a la estación de Ciaño.

María de los Ángeles Varela, su hija Beatriz Simón y José Manuel Nieto (en la imagen), tres testigos del accidente que se produjo el pasado lunes en el paso a nivel del cementerio de Sama, relataron ayer a LA NUEVA ESPAÑA cómo sucedió el atropello. «Les quedaban dos pasos para llegar al otro lado», indicó esta vecina, rememorando la tragedia que presenció junto a su madre cuando esperaban el paso del tren para volver a casa. Beatriz Simón no pudo ayer conciliar el sueño, después de la tragedia que en un momento se desencadenó ante sus ojos.