"¿Qué nos queda si olvidamos, si todo el sufrimiento soportado no tiene quién lo recuerde?". Esa es la pregunta que se hace el escritor Marcelino Iglesias y que traslada al personaje Marcel Camblor de Andrés, que viaja a Asturias con el deseo de reconstruir las huellas de una historia familiar y la necesidad de cumplir una promesa en el lecho de muerte. Éste es el punto de partida de "Quien sombra dice", la nueva novela del escritor que fue presentada en la Casa de Cultura de El entrego en un acto organizado por la Asociación Bicentenario de San Martín del Rey Aurelio en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas. El autor fue presentado por el alcalde, Enrique Fernández, y los escritores Francisco Trinidad y Benigno Delmiro, compañeros de instituto y amigos desde entonces.

El libro de Marcelino Iglesias toma el testigo de anteriores publicaciones como "La sombra de Larra", "La sombra del tren", "Destellos en la sombra" o "Ligeros de equipaje" que fue premiada en el certamen Ciudad de Noega. Se trata de un detenido estudio narrativo sobre la muerte y sus consecuencias en el interior familiar que toma el título de un verso de Paul Celan "verdad dice quien sombra dice" y sigue así la estela de las otras sombras de títulos anteriores. El escritor descubrió hace unos meses que, sin saberlo, estaba usando el término "sombra en el sentido que le otorgaba Stendhal, cuando escribió "no puedo aportar la realidad de los hechos, solo puedo ofrecer su sombra". Marcelino Iglesias confesó al público asistente al acto que "escribo sobre el fluir del recuerdo, sobre el pulso intermitente de la memoria", Y de la necesidad de dotar de significado y referencia a las palabras, viene su necesidad de escribir, un estímulo que se remonta a su infancia y la atracción por los desvanes y baúles prohibidos. En el caso de "Quien sombra dice" el primer impulso lo constituyó la inquietante figura de un desaparecido. La historia parte de una persona real, el niño Luis Suárez, hermano de su abuelo materno, que fue uno de los niños embarcados en Gijón en septiembre de 1937 con destino a la Unión Soviética.

La de Fabián es una de las vidas que palpitan en la novela, en la que se suceden distintas voces "que hablan, cuentan: la vida, la inevitable vida, el dolor, el sufrimiento, la enfermedad y odio y venganza, pero también solidaridad, amistad, amor, pensamiento, sentimiento y belleza". Señaló que la estructura de la novela está constituida por breves fragmentos que "se van sucediendo, que se van yuxtaponiendo". Esto obliga al lector a tomar una posición activa, "ya que son ellos los que a lo largo de la lectura, van descubriendo el lugar que ocupa en el conjunto y lo que aporta cada una de las piezas".