El presidente de la Sociedad de Festejos de la Pola, Jenaro Soto, ha ultimado el programa de El Carmín, que se celebra entre el 13 y el 19 de julio. Las medidas "antibotellón" (denuncias a los padres de menores que generen percances o cobrar 3 euros por caja de sidra que se lleve en autobús a la romería) han generado cierto debate, entre otras cuestiones.
- Hubo críticas al cartel.
-Sí. Festejos lleva muchos años haciendo concursos entre los adolescentes para inculcarles costumbre y tradición de la fiesta. Ver la cara de felicidad y lo orgullosos que se sienten cuando saben que su cartel será el que anuncia las fiestas de su pueblo es algo que desde aquí no pretendemos tocar.
- Le afean los tres euros por caja de sidra en el prau.
-El canon es sólo a los autobuses. No nos parece lógico que particulares saquen beneficio económico de una fiesta que pagamos otros. El año pasado lo hicimos y casi el 75% de los autobuses ya compraron la sidra en el prau.
- También está en guerra con el "botellón".
-En toda Asturias. Nada tiene que ver el concepto de garrafas llenas de bebida para colocarse rápido con las meriendas de familias y amigos que vienen a festejar El Carmín. Al final, la explotación de barras y el ferial suponen un tercio del presupuesto de la fiesta. Que no me vengan con historias de que es beneficiar a un privado. Es mantener la fiesta.
- Sus críticos siempre hablan del afán recaudatorio.
-Pues sí. Si se creen que Festejos es una ONG, y no lo es, que se enteren de lo que es una entidad privada que organiza las fiestas y las paga. Uno de nuestros ejes fundamentales es recaudar para invertir en las fiestas.
- Aun así, hay gente dice que se queda con ello.
-Sí. Todo el mundo se preocupa por que cobremos tres euros por una caja de sidra y nadie por ver el aumento de actividades y el presupuesto. Yo miro para arriba y no veo que caiga nada del cielo. Y los cobardes del Facebook siempre son los mismos, que tienen animadversión contra mi persona. Pero me da igual. Curiosamente, un 90% de los que ladran no aportan nada en la fiesta.
- Su advertencia de denunciar a los padres de menores tampoco ha sido bien recibida.
-Yo creo que es bueno avisar a los padres. La advertencia de denunciar es un escudo protector para evitar que se dé la vuelta a la tortilla, porque una vez hecho el mal, vemos a diario cómo la gente, con la disculpa de que lo hacen para que no vuelva a pasarles a otros, siempre se apresuran a reclamar daños y perjuicios. Y no se nos plantea, salvo en la ludoteca, ser guardianes y custodios de los hijos de los demás.
- Usted siempre se pone muy restrictivo.
-Pero funciona. Se cerró La Sobatiella hasta las tres de la tarde para evitar problemas y los afectados no protestan y se comportan excepcionalmente esperando a la apertura. Cuando dan opiniones de que es cuestión de conciencia y de educar, lamentamos mucho en Festejos no tener un gran equipo de psicólogos. Las medidas a priori parecen drásticas y duras, pero estamos forjando una labor siendo conscientes de que es desagradable, para que quienes nos releven tengan las cosas mucho más fáciles que cuando entramos nosotros. Venir a esta casa para recibir halagos y quedar bien con todo el mundo, como otros hicieron en ocasiones, puede suponer la desaparición de la misma.
- Hay un pero en esa impopularidad parcial que tiene: 778 son pocos socios.
-Sí. Es cierto. Si alguien cree que tiene capacidad y disponibilidad para hacer lo que hacemos, tienen el sillón a su disposición. Ahora, si la impopularidad es de mangantes y colectivos que sólo viven para la crítica, conmigo que no cuenten para valorar sus opiniones, porque tengo algo muy claro: la gran mayoría de los socios está con nosotros. Decir que no son socios porque está Jenaro es un cuento y una disculpa miserable, porque antes de estar Jenaro tampoco lo eran. Me gustan las críticas cuando son una verdadera oposición, y aportan soluciones.