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La guía secreta de Asturias

La primavera llega al santuario

Se va la nieve que cubrió de blanco tantas veces el alto del Acebo, en Cangas del Narcea, y deja paso a un paisaje que emociona por su historia y su belleza

El paisaje que puede contemplarse desde el alto del Acebo, con el santuario a la derecha. ANA PAZ PAREDES

Si toda la región ha sufrido las inclemencias de un invierno que parecía no querer irse, algunos lugares, como el alto del Acebo, en Cangas del Narcea, se veían un día sí y otro también cubiertos por la nieve. Casi no había tregua para poder acercarse porque a la limpieza de los accesos le seguía una nueva nevada. Pero hace ya un tiempo, eso sí, que por fortuna el camino está despejado para los que aman lugares con historia en Asturias en medio de paisajes impresionantes.

En este caso, como siempre, también la carretera que nos lleva es un auténtico placer, como tantas con un paisaje de montaña salpicado, a su vez, de valles y pueblinos. La carretera se puede coger desde Cangas del Narcea, donde hay un indicador que muestra la dirección hacia el lugar donde se encuentra el santuario de la Virgen del Acebo, dejando atrás las poblaciones de Robledo de San Cristóbal, Borracán y Vegalapiedra. Este santuario es de gran de devoción en toda la comarca. Por ella sienten también especial querencia los vaqueiros pues parece ser que la celebración de su romería, el 8 de septiembre, marcaba hace muchos años el final de la alzada. También se puede subir andando desde la propia localidad de Cangas por rutas establecidas al efecto, algo que hacen los romeros más jóvenes o aquellos que peregrinan hasta el lugar como agradecimiento al cumplimiento de las peticiones que hicieron a la Virgen.

Allí arriba, en medio de una inmensidad donde alrededor manda la montaña, con algunos de sus picos nevados, se siente no sólo la belleza del lugar, también la religiosidad y la paz que genera estando allí. Donde hoy está el santuario de Nuestra Señora de las Virtudes del Acebo había una pequeña ermita en la que la Virgen se apareció y obró diferentes milagros, el primero de los cuales se referenció en 1575. En 1590 se construyó el edificio actual, obra de Diego de Argos. Su planta es de cruz latina, con una torre de sillar de piedra, pórtico abierto y sacristía adosada. En el retablo se guarda la imagen románica (siglo XIII) de la Virgen, talla de madera que en la segunda mitad del siglo XVII pasó a vestirse.

En este lugar existe un área recreativa, un amplio aparcamiento, locales donde comer y personas tan entrañables y queridas en todo Cangas del Narcea como es María de Fonceca o María la Avellanera, quien desde hace muchos años está al frente de su kiosco, junto al santuario, donde vende todo tipo de recuerdos relacionados con el mismo y con Cangas del Narcea. Quienes la conocen dicen de ella que es todo un ejemplo de mujer luchadora, optimista y amante de sus raíces.

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