Boal, T. CASCUDO

Con el mes de abril se inauguró el período de rececho de corzo, que se prolongará hasta el próximo junio. Para la sociedad de cazadores El Halcón, de Boal, es una oportunidad única para llamar la atención sobre el turismo cinegético y atraer nuevas visitas al concejo y la comarca. «Para ello es necesario que los negocios hosteleros del municipio y el Ayuntamiento se impliquen en esta tarea», explica el presidente de la sociedad, Francisco Fernández.

A sus 66 años, Fernández preside el coto desde hace tres. Y se ha puesto como objetivo el impulso del turismo asociado a la caza, fuente de importantes beneficios. «El rececho nos ofrece una oportunidad única no sólo para recabar fondos para el coto, sino para atraer turistas», explica. La peculiaridad es que los cazadores de rececho responden a un nivel adquisitivo alto, lo que ofrece grandes expectativas a los negocios turísticos de la zona.

El rececho, explica el veterano cazador boalés, permite un animal por persona. En total, el cazador dispone de cuatro días para cazar la presa y, transcurrido ese tiempo, la capture o no, debe abandonar el coto. Eso sí, previo pago de los 600 euros que abonan por el animal. «El cazador no viene solo, sino que trae a amigos o familiares, con lo cual se duplican las visitas y, por tanto, los ingresos para los restaurantes o los hoteles que los alojen», explica Fernández. «Nosotros traemos a los cazadores, pero son los hosteleros los que deben cuidar, con un trato exquisito, que repitan la visita. Por ahora, es algo que pocos hacen», lamenta el presidente.

En función del censo de corzos se realiza un baremo para determinar el número de animales disponibles para el rececho. Este año el coto de Boal dispone de 19 ejemplares o, lo que es lo mismo, de plaza para 19 cazadores. «Año a año, hemos ido dejando más piezas para el rececho. Dejamos de cazarlas los miembros del coto en nuestra temporada para impulsar el aspecto turístico», añade Fernández.

Paisaje y gastronomía

En el palacio de Prelo, en la localidad boalesa del mismo nombre, se alojaron ayer cuatro granadinos que, a media mañana, capturaron su presa, una pieza que se llevarán consigo al Sur como prueba de su hazaña. «De Asturias nos gusta todo, y no venimos sólo a cazar. Por las mañanas cazamos, por las tardes nos vamos a hacer turismo, a conocer el paisaje y la gastronomía de la zona», comentaron.

De Granada, Córdoba, Oviedo y Madrid proceden los 19 cazadores que este año recorrerán las 12.028 hectáreas del coto boalés. Muchos repiten cada año porque han estrechado vínculos con los cazadores locales y los guardas. «Nosotros queremos que estén a gusto y fomentamos su regreso», cuenta el presidente. En el coto disponen de dos guardas que se encargan de guiar a los cazadores de fuera, pero los locales suelen acompañarlos en la jornada de caza. «Hacemos, a la vez, de guías turísticos y de caza, nos gusta mucho el trato con la gente», explican.

El coto de Boal cuenta con 140 cazadores distribuidos en cuatro grupos de pelo, centrados especialmente en el jabalí, y un grupo de pluma. «Los de pluma se dedican a capturar arcea o becada y aseguran que Boal es uno de los mejores sitios para su captura. Es un ave migratoria, difícil de cazar porque se esconde entre la arboleda y vuela en quiebros, algo que encanta a los buenos cazadores», explica el presidente del coto. Para los locales, la temporada comenzó en septiembre y concluyó el último domingo de enero.