Después de varias legislaturas presidenciales, finalmente llegó la draga para las rías de Navia y del Eo. Una tardanza de muchos años como si tres millones de euros necesitaran unos estudios profundos. Pero ese retraso ha supuesto que las dos rías se llenaran de arena y que se vieran vaciadas de contenido. Resulta estremecedor ver que dos rías que fueron ejemplo de actividad, creadoras de riqueza y de un tráfico comercial intenso hayan sido relegadas al olvido, de modo que ni una chalupa pueda hacer una navegación por sus aguas por falta de calado. Resultaría dramático que la draga ahora no fuera capaz de resolver el problema, y me temo que no sirva más que para lograr calados puntuales de un día, pero estoy seguro que las rías no recuperarán su tráfico porque la fuerza del mar arenará en unas horas el trabajo de todo un día, y así sucesivamente sin descanso. Creo que el esfuerzo habrá servido para demasiado poco.