Cangas del Narcea,

Pepe RODRÍGUEZ

El III Certamen de Vinos de Calidad de Cangas ha conseguido atraer, pese a lo inestable de la meteorología, a una cantidad de gente que excede las previsiones iniciales de algunas bodegas. La organización se muestra satisfecha, pues se ha pulido la propuesta de las dos primeras ediciones y se ha convertido el patio del Ayuntamiento en un espacio muy acogedor y que invita a echar unos tragos a media tarde o de ya de noche, pues la feria está abierta hasta las doce de la noche.

Además de la presencia de las cinco bodegas comercializadoras de Vino de Calidad de Cangas (Antón Chicote, Monasterio, Bodega del Narcea, Obanca y La Muriella), la muestra se complementa con la presencia de productos alimenticios procedentes del gochu astur-celta, que tan bien combina con el vino de Cangas, y con reclamos turísticos en forma de imágenes promocionales de la comarca y de Tineo, lo que redunda en una decoración francamente atractiva y que, a la vista de los resultados, ha conseguido atraer a un buen número de cangueses y visitantes.

El presidente del órgano regente de los Vinos de Calidad de Cangas, Ángel Barrero, se encuentra especialmente satisfecho: «Creo que está todo muy bien organizado y eso se nota en la cantidad de gente recibida que, incluso, está por encima de las mejores expectativas. El certamen se ha ido asentando poco a poco y estamos muy contentos con el resultado actual».

Barrero charló con los bodegueros paseando por la feria y, «por lo que me trasladaron, ellos están también muy contentos, y son quienes deben estarlo claro». El presidente cree que todo habrá merecido la pena «si estos actos promocionales siguen ayudando a que el Vino de Calidad de Cangas se conozca cada vez más. Sobre todo en Asturias, porque yo creo que nuestro mercado, con la producción que tenemos, ha de ser primordialmente asturiano. Quizás cuando tengamos grandes reservas haya que buscar otro mercado, pero aún estamos lejos de eso».

Ángel Barrero se muestra orgullo por la añada presentada estos días, «es muy buena, no es la del 2005, pero es la segunda mejor desde que estamos trabajando con el vino. Hay que tener en cuenta que los bodegueros son cada vez más perfeccionistas y cada vez exigen una uva de mayor calidad. Ese es el camino que deben seguir para tener un prodcuto de alta calidad y están en su derecho, incluso en su obligación, de seleccionar la uva lo máximo posible y si hay que dejar alguna sin coger, sin meter en la bodega, pues no pasa nada».