Oviedo, J. C.

Los yacimientos auríferos asturianos en el curso del Río Narcea han sido objeto del interés de numerosas multinacionales desde hace más de un tercio de siglo.

Desde los años 70, compañías mineras como Boliden, Anglo American, RCA-AZSA y otras emprendieron sucesivas campañas de exploración, que sólo culminaron felizmente en los primeros años 90 cuando Río Narcea Gold Mines, entonces con mayoría de capital español, localizó reservas explotables. Desde entonces los yacimientos asturianos de esta compañía fueron objeto del interés de sucesivos inversores.

Río Narcea, del que había formado parte capital gallego (Coto Cortés y Lignitos de Meirama), pasó a ser dominado por un grupo de inversores estadounidenses aglutinados por Chris von Christierson, y luego por la sueca Lundin Mining. Y tras la venta de los yacimientos asturianos a Kinbauri, este grupo canadiense fue objeto a su vez de interés sucesivo por parte de Glen Eagle Resources, ATW Gold y Orvana. Ahora la también canadiense ATW, que había llegado a un pacto de fusión con Kinbauri en julio, ha demandado a Kinbauri, tras el triunfo de la opa de Oravana, para reclamarle el pago de la indemnización que, por 1,06 millones de dólares canadiense, habían pactado en caso de ruptura del acuerdo.

Río Narcea

La compañía, con capital gallego en origen, pasó a manos de capital estadounidense nucleado en torno a Chris von Christierson, primero, y de la sueca, luego, Lundin Mining.

Kinbauri

Kinbauri compró en 2007 los negocios auríferos de Río Narcea en Asturias. Desde entonces Kinbauriha sido objeto del interés por parte de Glen Eagle, ATW y Orvana.