Fondosdevilla (Ibias),

Pepe RODRÍGUEZ

Los vecinos de Fondosdevilla ya no aguantan más. Llevan tiempo denunciando que la empresa Uminsa ha montado una escombrera de un tamaño descomunal en la parte posterior del pueblo y que eso va a ocasionar no pocos problemas en el futuro. Pero la gota que ha colmado el vaso ha sido el último incidente que, afortunadamente, no causó daños personales, pero sí ha sembrado el temor en el pueblo.

Un camión basculó su caja y nada impidió que una roca de gran tamaño rodara por la pendiente artificial de la escombrera hasta chocar con una casa del pueblo, llevándose por delante el muro que encontró, el del patio de la vivienda. Se da la circunstancia que a apenas metro y medio del lugar está la salita de la vivienda donde, en ese momento, había gente, por lo que el suceso pudo ser de mayor envergadura, advierten los vecinos.

No es la primera vez que algo parecido ocurre. En el vecino pueblo de Tormaleo ya se denunció que, durante las voladuras de la explotación minera a cielo abierto, habían llegado a caer rocas por las calles. Durante el otoño pasado los vecinos acordaron, por mayoría de la junta del pueblo, ponerse en contacto tanto con la Consejería de Industria como con la de Medio Ambiente para denunciar la situación y tratar de que se escuchara su voz. La respuesta que obtuvieron es que se pondría la situación en conocimiento de Uminsa y, a la vez, se mandarían expertos a analizar la situación. Nada de todo ello ha pasado y no se ha tomado ninguna decisión al respecto.

Secundino Fernández Cadenas y Faustino Castaño Pérez son dos vecinos de Fondosdevilla y creen que la situación se agrava con el tiempo. «Tenemos miedo, sí, porque ya se ve que la escombrera es desproporcionada y algún día va a pasar algo muy gordo», aseguran. Creen que el mayor peligro proviene del gran desnivel que presentan los taludes de la escombrera y las dos balsas de decantación que hay detrás del pueblo, que en su opinión podrían provocar graves destrozos si se producen fuertes lluvias. Ambos estiman que es un «riesgo» para el pueblo. «En un principio se dijo que tendrían que dejar el terreno como lo encontraron y ya se puede ver que han montado, prácticamente, una montaña paralela de escombro que no tiene agarre ninguno. Cuando el agua se vaya acumulando eso puede acabar reventando y entonces si que queda todo el pueblo sepultado», advierten.