Barcia (Valdés),

A. M. SERRANO

La parroquia rural de Barcia, en Valdés, mantiene conversaciones con el Gobierno de Melilla para decidir sobre el futuro del cementerio musulmán que se encuentra en los límites de la localidad valdesana. La entidad que agrupa a los vecinos, de carácter público, se ha ocupado en los últimos años de la conservación del camposanto. Ahora, quiere dar un paso más con el fin de aclarar qué es lo que se puede hacer en estos terrenos teniendo en cuenta que en ellos todavía se encuentran resto de soldados musulmanes que participaron en la Guerra Civil española.

La parroquia aboga por convertir el cementerio en un foco de atracción turística, en vista de su interés patrimonial e histórico, pero quiero hacerlo sin herir sensibilidades. Por su parte, y según fuentes de la parroquia, el Gobierno de Melilla podría estar interesado en participar en la recuperación del entorno, en caso de que se constate que los soldados enterrados por el rito musulmán en este camposanto tenían sus raíces en la Ciudad Autónoma.

La parroquia rural mantiene contactos desde 2009 con el gobierno de Melilla. En la actualidad, está reconocida por el Ministerio de Defensa español como la propietaria legal del cementerio y esto le daría poderes para decidir sobre su futuro. De momento, se ha ocupado de su limpieza y conservación.

Desde 2009 se han debatido varias propuestas. La comunidad musulmana en Asturias aboga por recuperar este cementerio como lugar de enterramientos, algo con lo que no estaría de acuerdo la parroquia rural.

La parroquia valdesana ha recuperado ahora el entorno después de décadas de abandono. El camposanto se encuentra cerca de la antigua carretera nacional, en medio de un monte y es poco conocido. De hecho, recibe contadas visitas y no figura dentro las visitas de interés histórico y patrimonial recomendadas en el concejo valdesano.

El cementerio data de 1936 y se construyó para enterrar a los soldados de religión musulmana que luchaban en el bando de los nacionales, junto a Francisco Franco, durante la Guerra Civil. Durante décadas estuvo olvidado y fue a finales de los noventa cuando la parroquia rural de Barcia se volvió a interesar por su futuro.

Por su parte, la parroquia rural, tiene que gestionar todo lo relacionado con el camposanto para evitar lo que ya sucedió en el pasado: que caiga en el olvido y la maleza ocupe la mayor parte del terreno.

Aunque la propiedad fue durante años discutida, ya no hay duda sobre la titularidad de los terrenos sobre los que se asienta, que son de la entidad rural menor, la misma que quiere decidir ahora sobre su futuro.