La Espina (Salas), Lorena VALDÉS

Es, por decirlo de alguna forma, la senda peatonal más cara del mundo: unos 110 millones de euros (40, en viaductos) . En esto es en lo que se ha convertido la autovía del Suroccidente, que a falta de coches -está a medias de hacer-, es escenario de caminatas. La asociación «Cumbre Tineo» recorrió este fin de semana los 11 kilómetros del tramo La Espina-Salas, uno de los tres pendientes de ejecución, para comprobar in situ el estado de las obras de una infraestructura por la que en los concejos de Salas y Tineo se han cansado de esperar.

Durante el paseo, miembros del colectivo tinetense denunciaron «la cantidad ingente de dinero público enterrado» en esta obra que permitirá recorrer el trayecto entre Oviedo y La Espina en poco más de 25 minutos. A principios del año en el que la infraestructura debería estar finalizada en su totalidad según los viejos plazos -previos al parón general decretado por el Ministerio de Fomento en 2010- la autovía, despejada de maquinaria y operarios, se ha convertido en una zona de esparcimiento por la que transitan a diario peatones, ciclistas y ganado.

«¡Es una vergüenza, da pena y dolor ver esta autovía!». Ésta fue la frase más repetida por el grupo a medida que avanzó por el trazado de la infraestructura en sentido la villa salense. «Lo que más nos cabrea es que en muchas zonas lo único que falta es la capa de rodadura y otros remates y aún así el Gobierno no sea capaz de terminarla. Los aplazamientos se sucedan una y otra vez y la desilusión, como no podía ser de otra forma, hace tiempo ya que se apoderó de la gente», explicó Santiago Pérez Fernández, integrante del colectivo, quien recordó que «la apertura de la primera calzada Salas-La Espina estaba prevista para diciembre de 2008».

Para combatir el frío de la jornada durante su peregrinaje por la autovía, los caminantes se abrigaron de pies a la cabeza y no se despegaron de sus paraguas. «Venimos con botas de monte porque nos habían vendido que todo estaba lleno de barro pero incluso por Porciles, uno de los puntos negros a causa de los desprendimientos, se puede caminar sin problemas», afirmó Pérez, sin ocultar su desencanto por el abandono de este proyecto clave para las comunicaciones del Suroccidente asturiano. «Invitamos a los cargos públicos a que hagan este recorrido para que conozcan la situación de esta infraestructura».