Calleras (Tineo)

José González, «Retumba», era un hombre con iniciativa. Prefería lanzarse a por todas antes que verlas venir. Le tocó vivir tiempos convulsos, pero supo salir adelante. La posguerra fue dura, muy dura, no cabe duda. Cada uno se las ingeniaba como mejor podía o sabía y él optó por sacarse unos cuartos en el estraperlo. Acompañado por un amigo, adquirió un cargamento de azúcar en el pueblo ibiense de Cecos, localizado a unos 100 kilómetros de su domicilio en Calleras. Su compañero de aventura vendió su parte durante el camino de regreso. A él no le convencían los precios, prefería fraccionar su mercancía y venderla entre sus vecinos. El negocio le salió redondo y la experiencia le animó a abrir un pequeño bar tienda regentado hoy día por el menor de sus tres hijos, José.

Retumba recibió su mote siendo un guaje. «Unos contaban que se lo puso un maestro porque cantaba muy fuerte. En cambio, otros dicen que se lo puso un vecino del pueblo», matiza su hijo. Antes de contraer matrimonio con su esposa, María Fernández, se ganaba la vida trabajando el campo, haciendo madreñas e, incluso, interpretando música como integrante de la orquesta «Iberia» de Calleras. «Al poco de casarse abrió el bar tienda. Su tío Manuel "Pinto" había sido también tendero en el pueblo», precisa José González Fernández.

Las comunicaciones en Calleras eran nefastas por aquel entonces. Los coches no podían llegar al pueblo y las mercancías se distribuían con un burro. «El género era depositado en San Martín de Forcallao. Recuerdo ir con mi padre a hacer el reparto con el pollino», subraya el comerciante tinetense. Años más tarde Retumba compró una vieja carroceta, similar a las autocarretas OM 35 empleadas por los italianos en la Guerra Civil. «Iba con ella a todos los pueblos del alrededor. Algunos vecinos practicaban el trueque y nos entregaban, por ejemplo, huevos», comenta, y prosigue añadiendo que, cuando reunían una cantidad considerable, su padre iba andando hasta Brieves, en Valdés, para entregarlos. «Allí había un comercio que nos daba azúcar y café crudo a cambio. Luego lo tostábamos y lo molíamos en casa», explica José González.

Su obsoleto 4x4 fue remplazado por un Land Rover 1300 y el negocio familiar se extendió al transporte de leche para la fábrica que Nestlé poseía en Brieves. «Ese camión hizo las veces de ambulancia, para trasladar a enfermos del pueblo», subraya José. A finales de los ochenta, Retumba se jubiló. Demasiado trabajo a sus espaldas. Su hijo menor optó entonces por seguir al frente del negocio familiar.

Ya han pasado dos décadas y José sigue ahí, tras el mostrador. El negocio no es lo que era, pero las cosas van tirando. «No es fácil llevar un bar tienda. Se echa de menos más movimiento en el pueblo», comenta el comerciante, quien, de vez en cuando, recibe la ayuda de su primo, Iván Berdasco. Casi todos los jóvenes se han marchado del pueblo. A veces los días se hacen tediosos. Por eso, desde hace un año, en Casa Retumba se tomó la determinación de organizar todos los lunes una partida de tute. «Empezamos en broma y ahora no fallamos ni una semana. Los viernes jugamos también en La Rubiera», recalca el último tendero que queda en Calleras, un pueblo donde los ecos del comercio tradicional aún retumban.

Lugar

Calleras (Tineo)

Año de fundación

Hace más de sesenta años

Fundadores

José González y María Fernández

Tipología

Comercio mixto