Hace mucho tiempo que Vicente Pastor (Barcellina, 1956) dejó de plantearse qué hacía y qué era arte. «Arte podría ser la poesía del sentimiento», dice sin estar convencido, un poco titubeante y en la sala que ha convertido en un lugar para la reflexión, en Barcellina, y donde se gestan la mayor parte de sus trabajos. No el próximo. Este artista valdesano, que expone hasta el cinco de septiembre en el centro de arte LABoral de Gijón, se marcha a Lisboa, «a producir». Dice que cada ambiente crea en el artista una impresión o sentimiento y cada impresión o sentimiento, puede que una obra de arte. Y dice también, que España apuesta «muy poco» por sus artistas y que no hay una promoción seria de nuestro arte.

-Muchos artistas critican algunas producciones del arte contemporáneo quizás ahora con más intensidad que hace una década y sin miedo a la censura.

-Eso siempre pasó. Hay gente que defiende un arte más conservador y lo conservador está ahora mismo de moda. Lo estamos viendo en la esfera de la política. Estamos yendo a lo ultraconservador y la política es el reflejo de la sociedad. Y en España no tenemos grupos políticos que defiendan el vanguardismo.

-¿España va por detrás en arte contemporáneo?

-España no está representada a nivel mundial y no se cuenta con nosotros porque no hay una política definida para sacar adelante el arte español. Los comisarios no se preocupan y los políticos tampoco y el artista está encerrado en este país. En la bienal de Venecia apenas hay representación española porque no hay un trabajo serio de promoción del arte español y eso pasa elevado a la enésima potencia en Asturias. Hoy en día la gente joven hace la carrera de Bellas Artes y se marcha, se van fuera y ya no vuelve. Porque fuera es más fácil, entre comillas, poder moverse.

-¿Cómo explica esta situación, por los movimientos conservadores que no entienden el arte actual o por falta de promoción?

-Nuestro problema es que los que promueven el arte no confían en los artistas, tienen miedo de defender algo por equivocarse, y nunca te sacan fuera. No existe un criterio de verdad contemporáneo y lo que no pueden hacer es promocionar un arte que bebe del siglo XIX. Ahora sube otra vez el arte figurativo, pero con una mirada de atrás. No tiene una mirada contemporáneo. El arte figurativo puede tener un mensaje profundo. Y no por ser figurativo no es contemporáneo. El arte contemporáneo va un paso más allá de la sociedad y es más difícil de entender, pero lo que tiene es un reflejo de la sociedad en la que vivimos, que es una sociedad muy plural. El arte contemporáneo se expresa a través de muchas técnicas, es ecléptico y usa ese amplio abanico de posibilidades. No es sólo retratar pasisajes o una figura, es algo más, no se ciñe a esta forma de ver de antes y tan academicista, a pintar bien una iglesia.

-¿Cómo está afectando la crisis al arte y a los artistas?

-El arte contemporáneo siempre está en crisis. La gente suele comprar otras cosas y la gente que tiene dinero, por regla general, tiene poca cultura y compra lo que los galeristas dicen, es decir, el arte muy reconocido.

-El problema, entonces, son los galeristas.

-El verdadero arte lo compran los coleccionistas y la gente que tenía dinero a ese nivel sigue teniendo dinero. La crisis no les ha cambiado. La Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid (Arco) nunca tuvo tanto superávit como el pasado y este.

-¿Una explicación?

-La gente que tenía dinero sigue teniendo dinero.

-Pero se está apostando por el arte contemporáneo.

-Sí, pero esta apuesta tiene riesgo y por eso a veces no sale adelante como otras apuestas más conservadoras. El arte actual no tiene perspectiva histórica. Si compras un Tàpies sabes que tiene un valor en sí mismo. Si compras algo de otras personas que ahora estamos produciendo puedes estar comprando algo bueno o no. Es lo que pasó con la movida madrileña. Nada de lo que se hizo entonces se sostiene. Al movimiento político de entonces le convenía hacer un movimiento social, artístico, que generó pocas cosas válidas.

-Entonces, el arte actual siempre estará en entredicho.

-Eso también pasó en la época de Picasso. Seguramente había gente tan válida como él, pero Picasso tenía un gran don de gentes y sabía ser comercial. Seguramente había muchos artistas buenos que pintaban en su casa y tan bien como él.

-Ha sido jurado del Certamen Nacional de Arte de Luarca, ¿qué le han parecido las apuestas?

-Hay poca calidad. El certamen tendrá calidad si los que envían las obras son artistas buenos. Para que los artistas buenos envíen cosas buenas se necesita una promoción buena.

-Usted ha conseguido vivir del arte, una de las preocupaciones del artista.

-Sé vivir con poco y me he inventado la vida.

-El próximo proyecto tiene nombre de ciudad, Lisboa.

-Lo que me interesa es captar los sitios. Cada lugar te transmite una cosa y ese se plasma en las obras y Portugal es un país que me interesa mucho a nivel artístico. Allí hacen cosas sin esperar ayudas. Nosotros hacíamos eso en los años ochenta. Antes pintabas porque lo necesitabas, si había que exponer en la calle se exponía porque estabas jugando con lo que a ti te gustaba hacer.

Perfil

Naturaleza y deporte

Fue escalador y un gran aficionado a la montaña. Ahora dice que «la edad manda», pero no por ello ha dejado de cultivar esas aficiones que le gustan: el deporte es una de ellas y leer, otra. A Vicente Pastor no le gusta nada madrugar y se pasa las noches trabajando. Es su momento para crear, para pensar en el arte y para leer. En Asturias vive feliz, aunque dice que el artista produce según su circunstancia y esa circunstancia también está influida por el entorno. Por eso ha viajado a otras ciudades europeas con el fin de buscar el yo que habita, tal vez sólo por un tiempo, en cada una de ellas. Ahora toca Lisboa, donde ha alquilado un estudio con un amigo y también artista.

Pero Vicente Pastor dice que si algo le apasiona es la costa noroccidental asturiana, «desde el cabo Vidio» para allá, en dirección Galicia. Hasta septiembre parte de los últimos coletazos de su obra, en el marco de la Fundación Ladines de Cuco Suárez, se muestra en LABoral de Gijón. En esta ocasión ha intentado retratar el mundo rural a través de dos personas que viven en este núcleo asturiano (Ladines) y lo ha hecho al lado de la también artista Natalia Pastor, que no es su hermana «pero como si lo fuera».

Otro proyecto que tiene en marcha dependerá de la red y del número de personas interesadas en su obra a través de internet y del correo electrónico. Él facilita su e-mail (vicentepastor@materiaviva.net) para que el que lo desee envíe un mensaje y, de esta forma, Vicente Pastor puede añadirlo a su lista para crear estos «ciberataques» artísticos.