Tapia de Casariego,

T. CASCUDO

El escultor canario Martín Chirino acaba de asistir a la reubicación de una de sus obras más emblemáticas, «El Pensador», en el corazón de la Universidad de Las Palmas de Gran Ganaria, en su tierra. La noticia, aunque en la distancia, alegra a sus amigos de su otra casa, Tapia de Casariego donde pasa sus descansos estivales desde hace décadas.

«El Pensador» fue un regalo del propio Chirino a la Universidad canaria en el año 2002. La pieza, que representa una gigantesta cabeza, mide 4.15 metros de alto y está elaborada en bronce. Forma parte del patrimonio artístico de la Universidad y de hecho, es el origen del logotipo de esta institución. Ahora dará la bienvenida a cualquier persona que se adentre en el campus universitario de Tafira.

El autor expresó en el acto de recolocación -celebrado el pasado lunes- su satisfacción con el nuevo emplazamiento: «Todo surgió por un acuerdo entre el rector y yo con la intención de ubicarla en un sitio clave dentro de la Universidad. Nos dimos cuenta de que lo mejor era la entrada y espero que sirva para que los estudiantes, tras verla, sientan necesidad de pensar más». El canario dijo, además, que «es un lujo tener una escultura de este tamaño en la que me gustaría que fuera la mejor Universidad de España».

El reconocido escultor, que acaba de cumplir 87 años, nunca se hace notar en sus visitas a la villa tapiega, que se repiten desde la década de los setenta. Entonces conoció por primera vez la villa y comenzó a frecuentarla siempre que su apretada agenda se lo permitía. Hace cinco años su familia construyó una casa en la zona tapiega de A Reburdia, que visita una o dos veces al año.

Chirino concedió una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA el pasado verano en la que aseguró tener «mucha familiaridad con el entorno de Tapia» que, dijo, tiene «una exquisitez difícil de encontrar; aquí todo parece más agradable».

En sus retiros tapiegos, Chirino disfruta mirando y paseando junto al mar Cantábrico: «Me gusta mucho sentarme y mirar el mar, sentir la brisa y el tiempo de aquí, me encanta». Además, pese a la diferencia de temperatura entre el norte y las islas, siempre se ha sentido encantado con el clima tapiego: «Yo soy canario y el sol también me gusta, pero esto tiene un encanto especial, el clima parece de terciopelo y los días nublados de aquí me parecen exquisitos», manifestó.