Tapia, T. C.

La firma de un acuerdo entre el Fondo Asturiano para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) y Astur Gold, que se anuncia como una supervisión ambiental del proyecto minero, y las declaraciones que efectuó en el acto el presidente de la organización conservacionista, Roberto Hartasánchez, acusando a los grupos ecologistas asturianos de practicar un «ecologismo radical», no han tardado en provocar reacciones.

La Coordinadora Ecologista de Asturias, por medio de Fructuoso Pontigo, asegura que «en todo el mundo la minería del oro está cuestionada por ser un disparate ambiental» y reprocha al FAPAS, al que acusa de «ser un grupo pesudoambiental», que se dedique a buscar financiación en las empresas más contaminantes. «La Coordinadora no tiene precio; no nos mantiene nadie, ni REE, ni Ence, ni ninguna otra empresa. En cambio, la colaboración del FAPAS con empresas contaminantes es algo habitual».

En el mismo tono se pronunció el portavoz de la Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza (ANA), Ignacio Martínez, quien dice con ironía: «Nos encanta que una iniciativa ya lastrada busque este endeble apoyo, que redundará en una mayor facilidad para su cuestionamiento y anulación». ANA manifiesta que siempre será «radical en la defensa de los intereses ambientales y territoriales de Asturias con la satisfacción de no haber subastado nunca nuestra opinión, que por ende vale lo que vale».

ANA, que reprocha el «interés económico» de las acciones del FAPAS, explica que es «una afirmación falsa» que sea compatible una explotación minera con la preservación de los valores ambientales, como defiende Hartasánchez.

Según precisa el portavoz de ANA, el FAPAS «suele asociarse a quien ve sus iniciativas a la postre orilladas».