Cuesta creerlo: don Francisco Cuesta, cuyos méritos desconocemos, más allá de su falta de elegancia cuando aterrizó en Grandas tras la trapacería que se cometió contra Pepe el Ferreiro y más allá de alguna que otra historia que se perdió allá por la Campa Torres, vuelve a tierras grandalesas de la mano del primer edil, con un sueldo que para sí quisieran muchos universitarios en paro. Cuesta creerlo, pero da la impresión de que aquí se trata de demostrar quién dispone de la chequera para contratar a capricho. En Cangas del Narcea, cuyas finanzas no andan muy boyantes se contrató a un político de largo recorrido. En Salas, hubo sus más y sus menos a propósito de ciertas contrataciones. Los rifirrafes en Cudillero no parecen tener fin. Y tiro porque me toca. Sería muy recomendable que el próximo año la Universidad programase cursos de verano para impartirlos en los municipios del occidente sobre el teatro regeneracionista de Arniches y que, al final, se representase la obra «Los caciques». Sería muy divertido. Sería justicia poética.