El arte es el nexo de unión entre el británico David Woodrow y el pixueto Ánxelu Fernández. A pesar de ser vecinos desde hace varios años y de cruzarse por las calles de Cudillero, ambos desconocían que compartían las mismas inquietudes creativas. El pasado mes de mayo, durante la celebración de una feria artística en la calle Suárez Inclán, se conocieron. Desde entonces, han iniciado un trabajo en común.

Su primer proyecto es «Arte en Cudillero», una muestra que permanece abierta al público en la sala de exposiciones del centro social del puerto. Hasta el momento, han recibido la visita de un gran número de personas. Su intención es seguir trabajando conjuntamente en nuevas ideas.

David Woodrow llegó a Cudillero en 2006. Natural de Hardford (Inglaterra), es licenciado en Bellas Artes. Con anterioridad vivió en Madrid y en Valencia. La belleza de Cudillero le cautivó. «Me recuerda a Saint Ives, en Cornualles. Sin embargo, esto es más bonito», explica. Desde hace años regenta un hostal, actividad que compagina con su faceta como artista.

Por su parte, Ánxelu Fernández es natural de Cudillero. Cursó sus estudios en la escuela de Artes y Oficios de Avilés, donde recibió clases de Favila. Asimismo, también fue discípulo del artista avilesino Santarúa.

Fernández y Woodrow se conocían «de vista». «Tan sólo de cruzarnos por la calle», señalan. El pasado 11 de mayo participaron, junto a José Antonio Carvajal, Salva Miralles, José Prieto, Eden Herrera y Alicia Bango, en una feria artística al aire libre. Allí pusieron en común sus motivaciones y decidieron ponerse manos a la obra.

Su primer proyecto, «Arte en Cudillero», se ha materializado en forma de blog y en una muestra que permanecerá abierta al público hasta el próximo día 15. En ella reúnen una serie de cuadros, grabados y dibujos cuya temática principal es la mar y el paisaje pixueto. La factura de sus cuadros destaca por su pincelada suelta y decidida. Woodrow centra gran parte de sus piezas en los reflejos de la lanchas amarradas y en las intrincadas calles del anfiteatro pixueto. Por su parte, Ánxelu Fernández recoge estampas de la vida cotidiana, juega con las caprichosas luces del Cantábrico e inmortaliza en sus grabados rincones del pueblo.

Su pretensión es seguir colaborando. Una de sus metas es crear una pequeña red de artistas con el objeto de recuperar la vida artística en la villa, venida a menos durante las últimas décadas. «Cudillero siempre fue un rincón con gran reclamo para los pintores. Los artistas incluso poseían casetas junto a los almacenes de los pescadores», subrayan. Otra de sus propuestas es ofrecer talleres a los turistas y artistas que se dejen caer por la zona. «La actual situación obliga a diversificar. Es necesario buscar nuevas iniciativas», sostiene Woodrow.

Su idea ya ha recibido el beneplácito de algunos artistas y artesanos locales. El maquetista Diego Batalón se ha sumado ya a ellos, aportando dos piezas, una de ellas la maqueta de un barco cuyo casco ha sido confeccionado con una concha de mejillón. «Se trata de una pieza muy original», señalan.

Los interesados en conocer de primera mano su trabajo pueden visitar su muestra a diario en el centro social, de 12 del mediodía a dos de la tarde, y de seis de la tarde a nueve de la noche. Durante esa franja horaria serán atendidos personalmente por Ánxelu Fernández y David Woodrow.