Los vecinos de las parroquias de Taladrid y Tormaleo, en Ibias, y de la zona de El Valledor, en Allande, abrieron ayer las puertas de sus casas para dejar entrar la alegría de "Os Reises", las tradicionales mascaradas de invierno del Suroccidente que se recuperaron en estos concejos en los años 2006 y 2009, respectivamente.

En Ibias el recorrido de "Os Reises" comenzó muy temprano en el pueblo de Villarmeirín y no finalizó hasta las diez de la noche. Casa por casa, más de una docena de personajes divididos en "os feos", que se identifican por llevar las ropas malas, y "os guapos", con ropas más elegantes, pidieron el aguinaldo con cánticos, bailes y representaciones en once pueblos distintos. A mediodía, en el Poblado de Villares los niños y niñas de la zona se unieron por primera vez a la comitiva reproduciendo los personajes de "Os Reises" adultos y sumando en total una treintena de enmascarados.

"Decidimos hacer una mascarada de pequeños porque ellos son el futuro, la idea es involucrarlos para que aprendan la tradición y que no se vuelva a perder", explica Noelia Queipo, presidenta de la asociación cultural Tío Vitán, que organiza la mascarada de los Reises de Tormaleo. Para los niños, que los invitasen a participar fue toda una alegría. "A mi hijo le encanta disfrazarse y todos los años quería unirse a los mayores. Cuando nos comentaron que iban a hacer una mascarada para pequeños ni se lo pensó", comenta María del Carmen Arias, madre del doctor de "Os Reises Pequenos".

En el propio colegio de Luiña se impartió un taller para que los niños se familiarizasen con unos personajes que ya conocían de verlos cada invierno en sus casas, pero "no sabían exactamente qué es lo que debían hacer", subraya Queipo. Además, en el taller escolar crearon sus propios disfraces, buscando las ropas y decorando las caretas. El aprendizaje dio sus frutos y ayer todos conocían perfectamente a su personaje. "Yo tengo que asistir a los partos, ya parió una y otra está para enseguida", relata Rubén Arias, que durante todo el recorrido "atendió" varios partos y desmayos píldoras y jeringa en mano.

Para Lucía Barrero y Yaiza Álvarez, participar en la mascarada supone "hacer trastadas a los mayores y comer mucho". Entre las travesuras que tenían en mente estaba hacer zancadillas y "barrer para el interior de la casas", afirma Lucía interpretando a su personaje: la Basoira. Mientras, Mario Aurel se muestra encantado con su función. Él es la Gocha, el encargado de recaudar el aguinaldo: "Tengo que pedir chuches y a cambio dar calendarios".

Los vecinos abrían las puertas a los enmascarados sin reparos, encantados con la iniciativa de intentar mantener las tradiciones. "Es una tradición ancestral y es estupendo que no se pierda, a nosotros nos gusta mucho y la gente mayor se emociona porque le recuerda la vida de antes", cuenta Aladino Barrero, el primer vecino del Poblado de Villares en recibir a la comitiva.

En Allande, "Os Reises del Valledor", formados por once personajes, comenzaron su periplo a las diez de la mañana en el pueblo de Villalaín, visitaron San Salvador y concluyeron su recorrido en Fonteta, donde celebraron un comida organizada por la Asociación de Vecinos de Fonteta. Más de un centenar de personas, llegadas de diferentes puntos de Asturias, quisieron acompañar a la comitiva carnavalesca por los pueblos de El Valledor. El sol que acompañó durante todo la jornada también animó a los enmascarados a hacer de las suyas. La vicepresidenta de la asociación, Lidia Díaz, asegura que este año "la Basoira y la Cardadora estuvieron especialmente trastos y revoltosas molestando a las vecinos". A pesar de ello, todos recibieron su aguinaldo en forma de comida y bebida.