Dos excavadoras y un camión trabajan desde ayer en el espacio de la ría de Navia conocido como La Poza, a instancias de la Demarcación de Costas de Asturias. Su misión es la de retirar arena del fondo de esta laguna salobre y recuperar así la entrada y salida de agua con las mareas, es decir su conexión con la ría bajo el espigón del paseo marítimo, ocluido por la acumulación de materiales tras los temporales del invierno. No deja de ser una solución provisional, aunque, según los expertos, es la única posible a una situación que se ha agravado con el paso de los años y que afecta de forma significativa al estado de esta masa de agua. Los vecinos del concejo exigen una actuación integral, más allá de operaciones temporales, para devolver al espacio el esplendor que un día tuvo.

Ayer comenzaron a rugir los motores, pero lo hicieron con retraso, pues el Ayuntamiento había contactado "de forma reiterada" con las autoridades pertinentes para poner solución al problema con mayor premura. Así lo explica Margarita Suárez, edil de Medio Ambiente, quien subraya lo insistente que ha sido el gobierno municipal, "con visitas y llamadas", para que se actuase en La Poza. "El Alcalde solicitó a la Demarcación de Costas de Asturias que se atendiera con la mayor urgencia posible el actual aterramiento de la zona, que impide la entrada y salida del agua de la ría en este espacio", señala la edil.

Las medidas que se están tomando ahora son un calco de las que, hace un año, se llevaron a cabo en el mismo lugar, en una fecha similar. "Según nos aseguran los expertos, es la única forma que existe en la actualidad para evitar que La Poza se seque. Las corrientes son las que causan que se acumule arena y lo único que se puede hacer es retirarla de forma periódica cuando se acumule y cierre el paso. Es el único procedimiento posible hoy por hoy", sostiene Margarita Suárez.

"Esperamos que, al igual que el año pasado, la ejecución de esta actuación surta los efectos que todos deseamos de flujo de aguas, y consecuentemente de saneamiento por aireación de las aguas, para recuperar este tradicional espacio en época estival", añade la responsable naviega de Medio Ambiente. Apunta, además, que el reciente arreglo de la escollera, a la que se dotó de una mejor cimentación hace unos meses, "nada tiene que ver con la acumulación de arena, son cosas diferentes". Reconoce, por último, que "no es una solución definitiva, pero es la que nos dan".

Las palas tratarán estos días de abrir el paso al agua entre La Poza y la ría, retirando la arena que se ha acumulado en la base del espigón y forrando con grandes piedras ese espacio, para permitir el flujo que alivie la salud de la marisma. Una salud que se ha ido perdiendo poco a poco, hasta el punto de que algunos califican de "moribundo" este espacio tan emblemático para los naviegos. En unas décadas ha pasado de ser un lugar habitual para el baño y hasta para la práctica de diversos deportes náuticos, a convertirse en poco más que un lodazal en el que nadie quiere meter un pie.

Al menos, así lo considera José Manuel Peláez, vecino de Navia y conocedor del entorno, que asegura que La Poza "está tocada de muerte". Recuerda este naviego cómo se daban cursos de natación, cómo se realizaban competiciones de remo y cómo, en pleamar, el nivel superaba los tres metros. "Ahora no llega a uno, es una situación límite", asevera.

El sentimiento es generalizado y quien más o quien menos todos ven peligrar este espacio que, además, cuenta con una gran biodiversidad. "Esto nunca va a volver a ser lo que era. Me acuerdo de pescar, de coger xorra. Ahora no queda nada", señala otro vecino, buen conocedor de la zona.

Esta última medida adoptada por la Demarcación de Costas "puede ser un alivio para este verano, pero no algo que haga recuperar La Poza", cree José Manuel Peláez, quien espera que no se repitan errores del pasado año. "Entonces dejaron la arena en una zona cercana al mar, que, en una marejada, la devolvió al mismo sitio en el que estaba, causando de nuevo el problema".

La recuperación ambiental de esta laguna es una asignatura pendiente en Navia desde hace ya varios cursos, y la nota relativa a su estado cada vez es más baja. Prometía el sobresaliente el plan de rehabilitación planteado por la Demarcación de Costas, que en el año 2007 se encontraba en fase de evaluación de impacto ambiental. Sin embargo, se guardó en un cajón, y las consecuencias de ese abandono las está pagando La Poza.