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Diálogos occidentales | JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ DÍAZ | Expresidente de Cruz Roja de Tineo y vaqueiro de honor

"Es importante que los pueblos premien el trabajo solidario, para que otros copien"

"En las zonas rurales necesitamos que la gente se implique; en Cruz Roja los que estábamos hacíamos de todo, desde limpiar el suelo a conducir una ambulancia"

José Antonio Fernández Díaz, en un mirador de su propiedad con vistas a Tineo. A. M. SERRANO

José Antonio Fernández Díaz tiene 79 años y trabajó durante más de dos décadas con Cruz Roja. Es una de esas personas solidarias y queridas en sus villas de origen. A él, en Tineo, donde nació y vive, le llaman cariñosamente "Toni" o "Chichi". El pasado julio interrumpió sus vacaciones familiares en Estepona para asistir a la boda vaqueira como vaqueiro de honor. Se vistió el particular atuendo y cumplió con este festival que cada año desde hace 57 une a Tineo y Valdés por algo más que ser concejos limítrofes.

-¿Como recibió el reconocimiento?

-Estoy muy contento y no lo esperaba. Me propuso la Asociación de Amigos de Camino de Santiago Astur-Galaico del interior, con Laureano García a la cabeza. Mire, yo creo que hay que reconocer a la gente que ofrece algo a la sociedad, que trabaja en beneficio de todos. En este sentido admiro a Mieres, un pueblo que todos los años entrega un galardón a una persona por las acciones sociales que realiza.

-¿Qué recuerdos tiene de su tiempo solidario en Tineo?

-Muchos. Ahora ya estoy mayor y tal vez se me escape alguno. En esta villa empecé realizando tareas altruistas ligados al colegio. Recuerdo que colaboré activamente con el Asociación de Padres y Madres del colegio y también que por la tarde me ocupaba de las clases de Educación Física. Recuerdo, en particular, una lucha: cuando nos empeñamos en que los libros de texto tenían que durar al menos cuatro cursos. Fueron unos años intensos. Entonces teníamos que organizamos y exigir mucho para que el transporte escolar llegara a algunos pueblos de Tineo. También hicimos obras en el aula de párvulos, donde se podía ver algún ratón... Y todo eso lo hicimos los vecinos, casi solos, casi sin apoyos.

-¿Se debe dedicar más tiempo a las labores sociales, tener mejor organización para conciliar trabajo, familia y causas sociales?

-Yo pude hacerlo. No estoy en el lugar del otro para organizar su vida, pero en mi caso le diré que salía de trabajar y por la tarde ya estaba con estas tareas solidarias que beneficiaban al pueblo. En la banca estuve 35 años y en Cruz Roja, como presidente, unos veinte.

-¿Qué necesitan los pueblos y sus habitantes?

-Necesitan que la gente se implique. Yo recuerdo que colaboraba con todo. Cuando no existía la comisión de fiestas, le dimos un empujón fuerte a las fiestas de San Roque, tan importantes para la villa por todo lo que traen.

-¿Cómo aceptó el reto de Cruz Roja?

-A finales de los setenta dependíamos de Cangas del Narcea. Acepté el reto sin saber entonces dónde me metía, pero guardo un buen recuerdo. Durante mi presidencia hicieron la objeción de conciencia 174 chicos. Además, repartíamos comida y ropa a las familias más necesitadas, siempre con un orden. Yo siempre he intentado ser justo, aunque por ello me han llovido las críticas. Pero si vas con la justicia por delante, puedes dormir tranquilo. Es la clave para que muchas cosas funcionen.

-¿El Occidente necesita más espíritu solidario?

-Yo creo que antes se trabajaba de otra forma. En Cruz Roja los que estábamos hacíamos de todo, desde limpiar una oficina a conducir una ambulancia o un todoterreno. También tengo que decir que el pueblo de Tineo, que es del que puedo hablar, siempre colaboró en todo. Es un pueblo solidario, que sabe lo que necesita y cómo luchar por conseguirlo. Aquí nos las arreglamos solos para sacar muchas cosas adelante. Le diré que desde Tineo promocionamos el bolo celta, organizamos un cross popular, un campeonato de fútbol sala para niños... cuando nada de esto existía en otros lugares de nuestro entorno.

-El deporte ha sido muy importante en su vida.

-El deportista suele ser una persona solidario. Los deportistas tienen un carácter especial; un espíritu de sacrificio que tal vez no lo tienen o no lo trabajan los demás. En este sentido estoy muy orgulloso de lo que hizo mi hijo, Juan Carlos Fernández. Fue ejemplar, una persona reconocida por lo que hizo y porque llevó lejos el nombre de Tineo. Yo creo que es importante que los pueblos valoren y premien este trabajo solidario, para que otros copien. En este sentido, los reconocimientos siempre ayudan y yo estoy muy agradecido al Festival Vaqueiro.

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