Marcos Varela no está dispuesto que a nadie pode el tejo de Cipiello. El árbol, de unos 700 años de edad, se encuentra en un terreno de su propiedad y ahora amenazado por las medidas de seguridad que trata de implantar una compañía eléctrica. El pasado lunes se registró el primer intento de poda del árbol.

Operarios de la compañía se acercaron a este pequeño pueblo de la parroquia de San Martín de Luiña con el fin de cortar el ramaje para evitar el contacto con el cableado. La distancia mínima legal entre ramas y cables, dice Marcos Valera, es de tres metros. "Pero si hacen esa poda, se cargan literalmente al árbol, se muere", indica. El Principado prohíbe el manejo y poda sin autorización de esta especie de carácter casi sagrado en Asturias por sus connotaciones culturales. El lunes, la empresa volverá a ponerse en contacto con el propietario de la finca para tratar de llegar a un acuerdo. Al parecer, poseen un permiso del Principado, "pero la poda de estos árboles sólo la puede hacer una persona especializada y en determinadas épocas del año", sostiene Varela.