El tapiego Ángel López puso ayer los pelos de punta a los estudiantes del instituto Elisa y Luis Villamil de Vegadeo al hablarles del accidente de tráfico que cambió su vida hace doce años. Supo sobreponerse al peor de los diagnósticos -tetraplejia, le informaron los médicos-, avanzar gracias a la rehabilitación y reinventarse gracias al deporte. "No me gusta dar pena. Me levanto cada día con ilusión y ganas de luchar y de vivir", subrayó el joven justo en el Día Internacional de las Personas con discapacidad.

López, que impartió una charla en el marco de la VI Semana de la discapacidad que organiza el ciclo formativo en Atención a personas en situación de dependencia, empezó explicando lo que es una lesión medular, algo que él desconocía antes de su accidente. Aquel día conducía deprisa, camino al trabajo, cuando se salió en una curva. "El primer diagnóstico fue tetraplejia, es decir, que del cuello para abajo no iba a hacer nada. A base de mucha rehabilitación fui recuperando", aclaró.

Los primeros años fueron un calvario, pues se convirtió en una persona totalmente dependiente para todo. A los siete años empezó a nadar y después quiso ir más allá y comenzó con el triatlón, que ha sido fundamental en su evolución. "Ahora vivo solo y lo hago todo solo, aunque tardo más que vosotros", explicó a los jóvenes. El triatlón constituye un reto a todos los niveles para López, pues se trata de uno de los deportes más exigentes. "Cuando empiezo a competir, que es lo más duro, para mí es lo más fácil", indicó en referencia a la importante logística que conlleva esta competición. Además, se refirió al alto coste de los materiales adaptados.

Con todo, quiso dejar claro que más allá de una lesión tan grave como la suya hay vida: "Ahora vivo mejor que antes. Puedo competir, viajar... Hay problemas, sí, pero como los que tenéis cualquiera de vosotros". López dedica su vida al deporte y también imparte charlas de concienciación sobre discapacidad y seguridad vial.