La Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) desplazó ayer a la localidad valdesana de Brieves maquinaria pesada con el fin de realizar nuevos movimientos de tierra y evitar daños por la crecida del río Esva. Los problemas se plantearon a principios de semana, según los vecinos. La fuerza del agua amenazó de nuevo el talud que construyó la Confederación con tierra y gravilla para evitar el paso del agua a tierras fértiles e incluso a las casas de los barrios más bajos. "Por eso sabemos que reconstruir hoy lo que se lleva de forma insistente el río no sirve para nada", indicó ayer el presidente de la asociación de vecinos "Los Arcos", Sergio Gutiérrez.

Los habitantes de este núcleo rural y el Ayuntamiento de Valdés luchan por una obra de calado que no llega pese a las amenazas del río. La presidencia del colectivo vecinal manifestó en reiteradas ocasiones su descontento con los trámites y obras llevadas a cabo en 2014. "Estamos hartos de estas actuaciones que no solucionan nada", añadió Gutiérrez en referencia a los trabajos iniciados esa misma mañana por la Confederación.

La maquinaria desplazada a este tramo del río Esva a su paso por Brieves volvió a reconstruir el tramo de talud erosionado por las crecidas. "Pero esta no es la solución para tener el pueblo a salvo, necesitamos una escollera", añadió Gutiérrez.

El alcalde de Valdés, Simón Guardado, y el concejal de Obras, Ricardo García Parrondo, se reunirán el próximo martes en Oviedo con un portavoz de la Confederación, entidad dependiente del gobierno central, con el fin de reclamar una obra para este tramo del río Esva.

En su último pronunciamiento, CHC indicó que en caso de promover una actuación millonaria se necesitaría la participación económica del Principado y del Ayuntamiento de Valdés.