Los últimos rayos de sol golpeaban la fachada de la capilla de La Atalaya cuando el Nazareno puso un pie en el camino empedrado. Una hora después, ya siendo noche cerrada, la talla cruzó el umbral de la iglesia de Santa Eulalia, donde reposará hasta el próximo Jueves Santo. Los luarqueses cumplieron de esta forma, un año más, la tradición que manda acompañar a la imagen religiosa más venerada de la villa por la carretera del faro y el puerto, en la procesión que anuncia la inminente llegada de la Semana Santa.

El Nazareno no viajó solo. Cubrió el kilómetro de trayecto acompañado por más de medio centenar de cofrades, y cientos de luarqueses devotos que, año tras año, acostumbran a realizar el mismo recorrido. La imagen fue precedida, asimismo, por las de San Juan, La Verónica y La Dolorosa. El ritmo, lento y pausado, lo marcan los propios tiradores, aquellos que cargan sobre sus hombros con la imagen, que se calcula, supera los setecientos kilogramos de peso.

"Es un día muy especial. Con ella empieza la Semana Santa aquí. Hay gente que le tiene mucha fe y lo vive desde dentro", explica la valdesana Ángeles García, que acudió a la cita con unas amigas. Desde dentro también se vive con devoción, aunque reservando fuerzas para lo que queda de Pascua. "Hoy está bien, pero lo del Jueves Santo es espectacular. Nadie se lo debe perder", reseñaba uno de los tiradores, en medio del caos organizado que precede a la procesión.

El público se agolpó tras la imagen del Nazareno para seguir sus huellas. Las palabras fueron susurros durante la procesión, en señal de respeto hacia la imagen. Tres peregrinas, extranjeras, observaban desde una orilla el transcurrir de la comitiva, con la curiosidad de quien se cruza, en pleno Camino de Santiago, con una de las tradiciones más arraigadas del acervo nacional. Una legión de objetivos se afanaban en guardar a cada paso una estampa para el recuerdo. El frío nordés movía la túnica púrpura del Nazareno, y hacía abrigarse a los asistentes, que no dejaron de crecer en número hasta la llegada a la iglesia.

Con el acto de ayer dio comienzo la novena en honor del Buen Jesús Nazareno, que cada día se repetirá a las siete y cuarto en la iglesia parroquial hasta la celebración del Jueves Santo, cuando la talla regresará hasta La Atalaya.